Iximché, Guatemala._Con la ofrenda del fuego sagrado y las invocaciones de líderes espirituales en una solemne ceremonia Maya, comenzó hoy en Guatemala la Tercera Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala.
En el centro ceremonial de la ciudad de Iximché los guías religiosos unieron resinas aromáticas, velas, cacao, maderas, flores y plantas, según los colores que representan los cuatro momentos del paso de la tierra alrededor del sol.
De acuerdo con la cosmovisión maya, el fuego sagrado convierte a todos estos elementos de la naturaleza en una sola llama que tiene la virtud de poner en igualdad y armonía y dar fuerza a todos los presentes.
Mientras las ofrendas eran consumidas, los oficiantes pidieron equilibrio, claridad y sabiduría para quienes participarán en las ponencias y discusiones durante los cinco días que durará el encuentro continental indígena.
La cita tiene como objetivo analizar y buscar una posición común sobre los principales problemas que enfrentan los diferentes pueblos originarios de toda la región.
Dentro de estos están los efectos negativos derivados de la aplicación en los últimos años de políticas de ajuste económico de tipo neoliberal, que dañan a las poblaciones, los territorios y los recursos naturales.
También se analizarán temas como derecho indígena y acceso a la justicia, autonomía y libre determinación, identidad y cosmovisión, estrategias y alianzas para la toma del poder y organización y participación política de las mujeres.
A la Cumbre de los Pueblos y Nacionalidades indígenas de Abya Yala asisten más de 300 delegaciones de todo el continente, así como invitados de otras regiones del planeta.
El término Abya Yala es el nombre propuesto para identificar a América Latina y a los territorios colectivos de las comunidades originarias.
La sede del evento, la ciudad sagrada de Iximché, fue fundada alrededor de 1470 por los señores Kakchiqueles Juntoh y Bucubax y su nombre viene de las voces ixim, que significa maíz y che, árbol.
Los españoles ocuparon el lugar en 1524 y fundaron allí la primera capital de Guatemala, pero apenas dos años después debieron abandonarla por la tenaz resistencia de sus pobladores originales.
Desde entonces es considerada como un símbolo de la dignidad e identidad de los pueblos indígenas y su centro ceremonial es un lugar sagrado donde se realizan ceremonias de gran importancia.