Y.D.: Creo que mi primo tiene un gusto enfermizo, pero no logro convencerlo de ir al sicólogo. Él se pasa horas en la ventana de su baño vigilando a las muchachas que pasan. Sé que se masturba, aunque no lo he visto. Cada día está más flaco. Dice que no hay nada malo en él porque no sale por la calle acosando a nadie. Mi tía se muere del disgusto si lo cogen, y a lo mejor hasta cree que es culpa mía porque soy mayor y siempre me han acusado de llevarlo por malos pasos. ¿Cómo puedo ayudarlo sin delatarlo con la familia?
Es preciso mantenerse al lado de las personas que queremos hasta el momento en que ellos puedan identificar alguna necesidad de ayuda. A veces nos apresuramos tanto, que terminamos alejando a quienes deseamos salvar. Si antes fuiste su confidente, no dejes de serlo ahora.
En la intimidad del baño, con o sin ventanas al mundo exterior, puede tener lugar el disfrute autoerótico. Es posible que el paso de alguna chica en el momento real, o en el recuerdo, despierte el deseo. No por eso puedes asegurar que tu primo sea voyerista, es decir, que su satisfacción dependa exclusivamente de mirar una escena mientras se mantiene oculto, que su vida se limite a esto y no pueda mantener una relación con alguna muchacha. Tampoco hay que suponer que eso lo vaya a llevar a exhibirse o acosar a una chica.
Es necesario que la persona a ayudar se sienta mal y solicite la asistencia sicológica. Solo se atiende en contra de la voluntad a quienes arriesgan su vida o la de otros y presentan una alteración mental.
Por ahora supones, pero no puedes asegurar. Solo puedes delatar tu preocupación Podrías conversar y escuchar qué sucede. Luego ya decidirán si se precisa la intervención de terceros.