A.Z.: Hace alrededor de un mes conocí a un muchacho bastante especial, tierno, romántico, inteligente. Tiene mucho que ver conmigo. La primera vez que intentamos tener relaciones sexuales todo estaba muy bien hasta que no pudo penetrarme. Se atendió con un especialista y todo funciona bien luego de desinhibirse. Mi preocupación es que yo lo esté presionando o él se sienta presionado para poder complacerme. No sé cómo comportarme. Nunca había estado con nadie que, tan joven, tuviera problemas en la cama. Creo que se siente inseguro porque pregunta a cada rato si me siento bien, si me satisface, como si no se sintiese capaz de hacer sentir bien a una mujer. Quisiera que me ayude a entender esta situación tan delicada. Yo lo estoy queriendo mucho y quisiera ayudarlo.
Siempre algo aparece para dar cuenta de que la relación no será tan perfecta, tan ideal, tan… Es el reto a la invención en un mundo de sensaciones y vivencias inéditas.
Justo al amarse dejan de «tener qué ver»: impenetrable tú; incomprensible él. El acto amoroso es una invitación a enfrentarse a lo que vendrá sin forma, relaciones o conceptos preestablecidos. El deleite es cómplice del sinsentido, de lo diferente, lo ajeno y privado en sí mismo.
Ambos están preocupados y exigiendo al otro. Pero es hora de entregarse al placer, asumiendo el riesgo de ir más allá de esta imagen especial, tierna, romántica e inteligente construida recíprocamente.
Podrías intentar entregarte a tu placer, buscarlo, proponerlo, disfrutarlo; más allá de su erección. Si lo consideran, vuelvan a consultar al especialista con quien operó algún cambio.