Si existieran siete mujeres para cada hombre, como suele decirse popularmente, el país tendría 143 hombres por cada mil mujeres
Algunos están dispuestos a cualquier cosa menos a vivir aquí y ahora.
John Lennon
Si existieran siete mujeres para cada hombre, como suele decirse popularmente, el país tendría 143 hombres por cada mil mujeres, situación que solo se ha dado en lugares puntuales del planeta en épocas de grandes guerras.
Ese indicador demográfico que establece la proporción entre ambos sexos se denomina Relación de masculinidad (RM), y el último calculado en Cuba daba 992 al cierre de 2016, pues las mujeres superaban solo en 42 894 a los 5 641 059 varones, según el Anuario de Población de ese año, emitido por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Claro que los números varían cuando se desglosan por edades, provincias, color de la piel u otras variables, pero nunca sube a dos mujeres por hombre. La cifra más extrema se da en la población que supera los 65 años, donde hay 864 hombres por cada mil mujeres, pero en los grupos entre cero y 45 años (el 56 por ciento de toda la población actual), el desequilibrio es de apenas un hombre más por cada decena de sus coetáneas.
El primer censo que contabilizó por sexos a los habitantes de la aún colonia española fue el de 1899 (los ocho anteriores solo contaron totales por regiones). A partir de datos que atesora la ONEI, se estimó en 1 076 la RM en esa fecha. Un siglo y medio más tarde andaba por 1 055 (casi 11 varones por cada 10 damas en ambos casos), proporción que ha bajado de forma discreta, pero persistente, hasta la minoría masculina de la población total a partir del año 2012, con 995 hombres por cada mil mujeres.
Para el año 2030 serán 983 hombres por cada mil mujeres, porque la esperanza de vida al nacer de la población femenina (80,45 años) supera en más de tres años las expectativas de la masculina (76,50), pero la brecha aún es insignificante.
En 2016, en el grupo de menores de cinco años había 1 074 niños por cada millar de niñas. Siempre nacen más varones, pero las muertes masculinas son casi el doble a partir de los 15 años, como consecuencia de un estilo de vida más propenso a accidentes laborales o de tránsito, hechos violentos, adicciones y otras causas de raíz sociocultural.
En cuanto a regiones, Las Tunas y Pinar del Río son las provincias de más alta RM (1 030 y 1 033) mientras que la capital tiene la más baja (916) porque hay casi 100 000 mujeres más que hombres, sobre todo en los municipios Plaza de la Revolución, Playa, Habana del Este y 10 de Octubre y en la edad madura (entre 45 y 59 años).
Excepto San José de las Lajas, todas las cabeceras de provincia tienen más mujeres que hombres (como promedio unas 2 000), y los otros tres municipios en ese caso son Cárdenas, Güines y Sagua la Grande, en lo cual influye no solo el movimiento de nacimientos y defunciones, sino también el flujo migratorio, aunque en este siglo esa variable es bastante pareja entre ambos sexos.
No hay cifras certeras en cuanto a identidad de género u orientación sexual en Cuba porque esos datos hasta ahora no se incluyeron en los censos. Voces expertas y activistas de los derechos sexuales y reproductivos insisten en la necesidad de hacerlo, no para saber quién está «disponible», sino para atinar en las políticas públicas (sobre todo locales) en cuanto a servicios de salud, vivienda, educación y otras áreas sensibles para el futuro del país.
Los estudios parciales con fines epidemiológicos en ese caso tienen más en cuenta a la población masculina que a las mujeres lesbianas o bisexuales, cuya vida erótica y sentimental suele desvirtuarse a tenor de viejos tabúes, y lo mismo pasa con las personas transexuales y las intersexuales, que son un por ciento mínimo, pero requieren una atención digna y cada vez más especializada.
De cualquier forma, ningún dato garantiza el coto sexual privado de nadie, porque en el potencial de conquista masculino hay que contemplar el estado civil, el proyecto de vida y la voluntariedad, porque los humanos somos más que números en ese menester.
Eso sí, hay varias mujeres que «le tocan» el corazón a todos los hombres: progenitoras, hermanas, hijas, cuñadas, suegras… Piensa cómo te gustaría que trataran cotidianamente a la tuyas y en esa cuerda compórtate con las demás.