Besé sus labios por vez primera… y aquellas dos gruesas gotas que surcaban mis mejillas me hicieron sentir que ya era papá
Llegué consternado al hospital pediátrico. Imaginé el dolor que causaría el tratamiento médico a aquella niña con solo dos semanas de nacida; y aunque no recordaba la última vez que lo había hecho, lloré. Besé sus labios por vez primera… y aquellas dos gruesas gotas que surcaban mis mejillas me hicieron sentir que ya era papá.