La actividad sexual aviva el sistema circulatorio y al llegar más sangre oxigenada a los vasos periféricos, la piel y el cabello adquieren un tono más intenso y se ven más sanos
Los años arrugan la piel,
pero renunciar al entusiasmo
arruga el alma.
Albert Schweitzer (1875-1965),
filósofo, médico
y escritor alemán.
Hace varios siglos se viene estudiando el efecto de la actividad sexual en el organismo humano y su influencia en la salud más allá del compromiso reproductivo con la especie.
Entre las ventajas mejor documentadas están los efectos «mágicos» que el coito y los juegos eróticos tienen sobre la piel y el cabello, en especial cuando se practica con la persona amada, porque el amor es un poderoso estimulante para la producción de hormonas muy beneficiosas.
Como promedio, en un tope sexual de media hora consumimos unas 200 calorías. Tan buen ejercicio abre los poros para ventilar el cuerpo y hacernos sudar (a unas personas más que otras, según la estación y tipo de piel), lo cual facilita la limpieza de la epidermis, pues con el roce y la humedad se desprenden millones de células muertas y parásitos microscópicos que nos habitan cotidianamente.
Un contacto íntimo vigoroso aviva el sistema circulatorio, y al llegar más sangre oxigenada a los vasos periféricos la piel y el cabello adquieren un tono más intenso y se ven más sanos, efecto que suele ser acumulativo en parejas estables, bien compenetradas y con una vida sexual activa y creativa.
El uso del semen como producto cosmético cotidiano es un secreto a voces desde los tiempos de Cleopatra (la faraona tan famosa por su poder de seducción política como por la belleza de su piel). También las refinadas geishas japonesas lo han empleado desde la antigüedad para tonificar el cutis y conservar su lozanía.
De ello dan cuenta papiros y documentos de otras antiguas civilizaciones donde se describen las propiedades antioxidantes y astringentes de ese fluido humano, rico en proteínas y otros nutrientes destinados a energizar a los espermatozoides, únicas células con movilidad propia.
En modernos laboratorios cosméticos se experimentan mezclas de productos naturales y semen de animales, en particular de caballo, pero al parecer, quien más lejos ha llegado en sus intentos de acaparar el mercado es un colombiano que patentó una crema a base de semen y miel, reportan Terra, 20 Minutos y otros portales informativos en la web.
El cirujano Martín Carrillo sugiere usar su fórmula en las noches, esparciéndola sobre la piel limpia. Es un tratamiento a largo plazo, pero también se emplea para mostrar buena apariencia en momentos puntuales. Su efecto es inmediato, no tiene contraindicaciones, no deja olores y dura hasta 12 horas.
Las mascarillas elaboradas con semen se recomiendan para el rostro, los glúteos, el cuello y cualquier zona con alta concentración de arrugas u otras marcas cutáneas. Sin embargo lo más práctico (y económico) es aplicar el resultado de la eyaculación directamente sobre la piel y masajearla vigorosamente, una experiencia sobre la que comentan muchas personas en foros especializados, porque además le confiere una nueva dimensión al coito interrupto.
Otro tejido con gran versatilidad como proveedor de sustancias bioestimulantes para la piel es la placenta humana previamente congelada, pero exige un procesamiento más complejo para obtener lociones, cremas, jabones, champú y otros artículos de uso frecuente. Sus bondades regenerativas comenzaron a estudiarse en los años 30 del pasado siglo, dando origen a la amnioterapia cosmética.
Nuestro país produce y comercializa una gama importante de esos productos, y en el Centro de Histoterapia Placentaria se investigan nuevos usos y formulaciones de las proteínas obtenidas para satisfacer las demandas de una población que tiende a envejecer y necesita mantener su vitalidad en todas las áreas.
Pero no todo son buenas noticias. Si aprendemos a leer la piel ella puede dan indicios de cómo una actividad sexual irresponsable compromete la salud integral al entrar en contacto con las ITS, y algunas de estas no siempre tienen cura.
La candidiasis, el herpes simple, el virus del papiloma humano (PVH) y otras enfermedades infecciosas se adquieren mediante el contacto desprotegido con las zonas infectadas de personas portadoras que no toman medidas para proteger a sus parejas.
El dermatólogo Orestes Blanco, máster en Infectología y Medicina Tropical, confirmó a Sexo Sentido que la reiterada aparición de síntomas infecciosos en la piel puede apuntar hacia una severa depresión inmunológica, como la que provoca el VIH.
Lo razonable es someterse sistemáticamente a pruebas serológicas y protegerse en todas las relaciones sexuales hasta que se descarte la posibilidad del contagio, alerta el especialista del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).
«El 99 por ciento de los pacientes con VIH tiene alguna manifestación de trastornos cutáneos. Algunos son tratables, como la candidiasis oral, la psoriasis, la dermatitis seborreica (caspa) o los onicómicos (comején de las uñas). Otras, como el sarcoma de Kapossi y varios tipos de cáncer de piel, se diseminan rápidamente ante el derrumbe inmunológico del paciente y pueden llevarle a la muerte», aclaró.
Los tratamientos antirretrovirales pueden provocar reacciones adversas que la piel exterioriza. En esos casos es recomendable ajustar las dosis o variar la combinación de los fármacos. A estos pacientes Orestes Blanco les sugiere además, controlar la ingesta de grasas —en especial las de origen animal— para evitar la temida lipodistrofia (distribución anormal de la grasa en el cuerpo).
Para la población en general, el experto aconseja una alimentación rica en vitaminas, protegerse del sol y usar más productos naturales y menos químicos en el aseo personal y la higiene hogareña.
A su juicio deberían evitarse las uñas postizas y las extensiones en el pelo porque dañan el crecimiento natural de esos tejidos, aceleran su pérdida y las exponen a enfermedades infecciosas que afectan la estética y la salud integral de las personas.