Una de las Tesis de Doctorado más audaces de los últimos tiempos en el campo económico, mira con preocupación e impaciencia los problemas estructurales que frenan la contribución de profesionales y técnicos al crecimiento económico del país
Un audaz ejercicio de honestidad intelectual colmó la joven profesora de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana Yordanka Cribeiro Díaz, cuando se preguntó «por qué, a pesar de que Cuba ha tenido una senda ascendente y sostenida de gastos en Educación, ello se refleja en una contribución positiva, pero menos dinámica, de la fuerza de trabajo calificada al crecimiento económico del país».
Las respuestas a esa interrogante las fundamentó durante seis años y medio de intensos estudios, para alcanzar en 2012 el título de Doctora en Ciencias Económicas, con una Tesis que identifica las condicionantes de una evidente contradicción: la formación creciente de fuerza de trabajo calificada, que ve limitados sus aportes al crecimiento económico del país por variadas distorsiones y asimetrías del entorno.
Convencida de que «ser revolucionario significa darle el frente a los problemas, sin pensar en las conveniencias», Yordanka declaró a JR que «al ambicioso programa de la Educación cubana le hace falta fortalecer su sostenibilidad económica».
La académica defiende en su Tesis que, para sostener esa decisiva contribución de profesionales y técnicos al crecimiento económico, es necesario corregir torceduras sedimentadas en los procesos de formación, asignación y utilización de la fuerza calificada en las condiciones actuales de la economía cubana, caracterizada por desarticulaciones entre el entorno productivo, la estructura del empleo y la dotación de graduados.
Así, contrasta la alta calificación de la fuerza laboral, con una estructura productiva caracterizada por débil participación de las ramas de alta y media-alta intensidad tecnológica; acompañado por un énfasis hacia los servicios.
Yordanka sostiene que los servicios profesionales para la actividad productiva están deprimidos, y se evidencia en los sistemas de educación superior, técnica y de posgrado una pérdida de participación en las especialidades, con mayor impacto en las ganancias de productividad, la creación de tecnología y nuevos bienes de capital, organización de la producción y sustitución de importaciones.
Ello incide a la hora de asignar esos recursos laborales en estructuras productivas que no pueden asimilarlos ni estimularlos convenientemente. Tal asimetría, en su criterio, genera una migración de esa fuerza hacia ramas con inferiores requisitos de calificación, pero con mayores niveles de remuneración. Como ejemplo, en 2010 solo el 9,8 por ciento de los ocupados en la economía nacional estaban vinculados laboralmente a la industria manufacturera, sector pivote del progreso tecnológico, revela esta Tesis de Doctorado.
El segundo nivel de distorsión es la no correspondencia entre el nivel de calificación o perfil de especialización y el puesto de trabajo. Por otra parte, llaman la atención los elevados niveles de calificación de la población no ocupada. Un dato elocuente es que en 2009 los desempleados y subempleados tenían como promedio 10,5 y 11,03 años de escolaridad, respectivamente, cifras superiores a la mayoría de los países de la región.
Otro problema es la emigración hacia el exterior de fuerza de trabajo calificada. Según datos del PNUD, en 2009 tenían un nivel de formación elevado —casi la cuarta parte era universitaria— el 59 por ciento de los emigrados cubanos mayores de 15 años residentes en los 30 Estados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre estos Estados Unidos, Canadá, la mayoría de los países europeos, Japón y Australia.
En esos emigrantes hay un elevado peso de ingenieros y profesionales de las Ciencias Exactas y Naturales. Ello significa pérdida de recursos financieros que se transfieren en forma de subsidios implícitos al crecimiento y desarrollo de otras economías.
Esa sangría y los anteriores factores implican para el país una inversión en materia de formación, que no se revierte totalmente en incrementos de productividad y crecimiento, y también aumentan los costos por reemplazo.
También condicionan en el asunto fuerza calificada-crecimiento económico, según la Doctora, el retraso de la infraestructura productiva y tecnológica a nivel global y empresarial, la baja inversión en ciencia y técnica y la debilidad de los sistemas de innovación.
Asimismo, el deterioro de la cultura productiva y la baja productividad del trabajo acumulados durante años se pueden asociar a las debilidades del sistema de incentivos y penalizaciones en el modelo económico, el deterioro del papel del salario, la débil diferenciación salarial y otras distorsiones de la Ley de Distribución Socialista.
Ante esas insuficiencias, la Tesis recomienda la coordinación de políticas públicas educativas, productivas y de ciencia e innovación tecnológica que propendan a potenciar el impacto del capital humano en el crecimiento económico, con soluciones integrales a la formación, asignación y utilización de la fuerza de trabajo calificada.
El modelo económico cubano requiere un urgente rediseño en la asignación de la calificación, de manera que logre mayor conciliación de la formación de fuerza de trabajo con las necesidades de los territorios, para apoyar los procesos de desarrollo local.
Habrá que seguir superando el retraso de la infraestructura productiva y tecnológica, inclinando el aparato industrial hacia actividades intensivas en conocimiento. Y será vital promover esquemas de incentivos a la producción y exportación de bienes de servicio de mayor valor agregado y contenido tecnológico.
Para Yordanka, el salario debe estimular la productividad. En el marco del redimensionamiento laboral que registra el país, el sector estatal debe continuar siendo el principal receptor de fuerza de trabajo calificada, para lo cual es necesario diseñar una política que favorezca este propósito en tres direcciones básicas: incrementar la remuneración en un segmento de alta calificación vinculado a objetivos estratégicos, ampliar la diferenciación salarial en el sector estatal, con mayor énfasis en la complejidad y resultados del trabajo y priorizando a la fuerza de trabajo más calificada y de difícil reemplazo; flexibilizar mecanismos laborales en el sector estatal y otras formas de propiedad. En este último aspecto no se debe descartar la promoción de servicios profesionales en diferentes formas de gestión orientadas hacia el sector productivo, mediante mecanismos de contratación, en un ambiente de mayor competencia.
Lo anterior implica generalizar el principio de premios y penalizaciones según resultados y calidad del trabajo en el sector productivo y los servicios. En suma, recuperar la productividad del trabajo y el salario para crear una sinergia a favor del crecimiento económico.
Aun cuando la Doctora Yordanka Cribeiro hace recomendaciones en su trabajo, de ampliar y profundizar las investigaciones en tema tan estratégico para el desarrollo económico del país, se imponen algunas preguntas:
—¿Cree que la implementación de los Lineamientos Económicos y Sociales del Partido y la Revolución recogen en síntesis el espíritu y la urgencia de su investigación?
—Por supuesto. Muchos de los cambios a los que aludo tienen que ver con transformaciones en el modelo económico que comienzan a generarse; y con otras, importantes y decisivas, que están aún por registrarse en el entorno empresarial. Medidas descentralizadoras, que ofrezcan mayor protagonismo a los actores económicos.
«Precisamente mi Tesis está entre los estudios que han sido enviados por la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba a la Comisión Nacional de Implementación y Desarrollo de Lineamientos».
—Alguien podría argüir la difícil situación financiera y de liquidez del país como un obstáculo para destrabar el nudo gordiano fuerza de trabajo calificada-crecimiento económico. ¿Qué le respondería?
—No se puede avanzar con tanto conformismo. Hay que ir modificando el entorno gradualmente, pero con articulaciones viables. Tenemos reservas de productividad y ventajas de calificación de la fuerza de trabajo. No podemos resignarnos a que el patrón tecnológico no pueda avanzar. La inversión no puede seguir siendo el patico feo de la economía. Tendremos que sopesar lo que podemos ir logrando en tal sentido. Hay que empezar gradualmente, en sectores con posibilidades, que vayan generando derrames en otras actividades económicas.
—¿Alguna obsesión investigativa en su horizonte?
—Trabajar en un modelo integral y sistémico de demanda de fuerza de trabajo calificada en el país, para contribuir a elevar el impacto económico de este importante logro social de la Revolución.
—¿A quién le debe más en el logro de la Tesis?
—A mi tutora, la Doctora Vilma Hidalgo de los Santos, decana de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana, por sus sólidos aportes y razonamientos y, sobre todo, el ejemplo de algo esencial en ella: la persistencia.
—Su trabajo de Tesis refleja verdades dolorosas. ¿No teme a ciertos rechazos?
—En todos los problemas de naturaleza económica, uno tiene que identificar las causas de raíz, por molestas y dolorosas que parezcan. Identificar la génesis es esencial para cambiar. Ser revolucionario es darle el frente a los problemas, sin pensar en conveniencias… ni en las consecuencias que puedan traerte.