Vuelve a hacerse realidad otro jonrón con las bases llenas, como calificara un estimado compatriota que reside en París, el logro de las organizaciones de la emigración cubana que integran la Alianza Martiana y Radio Miami, las que después de muchas peripecias y «descorazonaduras», consiguieron por vez segunda poner otra valla que exige la libertad de nuestros Cinco hermanos: Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, en el corazón mismo de Miami.
Esta vez, el letrero exigiendo la libertad de nuestros hermanos que se puso el martes 10 de abril estuvo 31 horas en una valla que está situada en la Avenida 17 y la Primera Calle del Southwest, en el centro de la llamada Pequeña Habana, antes de que las fuerzas del despotismo que rigen Miami lograran nuevamente que la amenazada compañía dueña de la valla fuera forzada a romper el contrato y quitar el justo letrero.
Fue el martes 11 de enero de 2011 cuando logramos poner la primera valla reclamando la libertad de los Cinco en esta inverosímil ciudad. Aquel letrero duró puesto 24 horas antes de que esas mismas fuerzas lograran hacer quitar aquella valla.
Quizá la razón por la que esta vez el letrero duró puesto unas horas más sea que estas mismas fuerzas estaban entretenidas envueltas en el inaudito ejercicio de intolerancia y vituperio en contra de Oswaldo Guillén, manager de los Marlins, el equipo de béisbol de Miami, que tuvo lugar aquí el mismo día que se puso la valla, quien tuvo que sufrir una humillante conferencia de prensa en la que se pasó una hora ante los periodistas de esta ciudad pidiendo llorosamente perdón por haber declarado en una recién publicada entrevista en la revista Time: «Amo a Fidel Castro [I love Fidel Castro].
Guillén tuvo que moralmente arrodillarse y arrastrarse ante esa gente para poder conservar su puesto como manager y su contrato de cuatro años por diez millones de dólares. Los Marlins lo suspendieron por cinco juegos y donaron los cien mil dólares que hubiera ganado dirigiendo al equipo durante esos cinco juegos a las organizaciones de la extrema derecha cubanoamericanas que exigen su cabeza, a las que la prensa de esta ciudad califica nada menos que de «pro democracia».
Tan atareada en esa rastrera tarea estaba esa gente que los pocos que eran pasaron en sus carros con sus banderas y carteles para guillotinar a Guillén en el nuevo estadio de béisbol, que no vieron como instalaban el cartel exigiendo la libertad de los Cinco delante de ellos, en la valla que se encuentra a solo tres cuadras del estadio.
¿Hasta cuándo duraran estos actos de salvajismo e intolerancia en Miami? ¿Hasta cuándo una ínfima minoría podrá dictar e imponer, de porque sí, amenazando con la violencia, sus absurdos criterios a toda una comunidad de más de dos millones de personas? ¿No es hora ya de que surja un movimiento cívico de peso que exija que se garantice en esta ciudad el libre ejercicio democrático, al menos como se practica en el resto de este país, lo cual, por innumerables años, hemos venido exigiendo y reclamando?
Mientras eso no pase, nosotros, los que nos oponemos a las ideas, los métodos y los objetivos de los terroristas y de sus aliados en la política y en la prensa en esta ciudad, seguiremos laborando bajo estas terribles circunstancias, como lo hemos hecho por los últimos 35 años.
Entre estas ineludibles tareas está la de mantener la lucha para obtener la libertad de los Cinco. Esta segunda valla lo vuelve a demostrar. Nuestro compromiso con la libertad de los Cinco se enmarca en un movimiento nacional y mundial que lucha incansablemente por obtener su libertad. Precisamente dentro de una semana comienza una extraordinaria jornada, auspiciada por el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco, en la ciudad de Washington, titulada Cinco Días por los Cinco, que incluye conferencias, exposiciones de dibujos, proyecciones de filmes y documentales, y visitas de cabildeo ante congresistas y senadores, entre otras.
El esfuerzo de esta valla en Miami complementa a ese otro esfuerzo que tendrá lugar en Washington.
Por nuestra parte no cejaremos hasta ver a los Cinco enteramente libres.
* Director de Areítodigital