Eddy Martin cumpliría 80 años. Siempre manifestó el sano orgullo de haber nacido en junio 14, el mismo día que Maceo y el Che.
Nos dejó escrito, antes del fatal accidente automovilístico que interrumpió súbitamente su fecunda vida, un libro de memorias que precisamente comienza señalando esta coincidencia, que siempre constituyó un acicate permanente para tratar de hacer más provechosa y útil su existencia.
Al releer sus páginas es evidente que, en esa competencia íntima por honrar esa casualidad, logró mantener una conducta y trayectoria a la altura del ejemplo de esos dos gigantes.
Nos relata con naturalidad sus inicios como locutor y periodista y otros momentos estelares del decursar de nuestros eventos deportivos, o de trascendentales ocasiones de la lucha política por nuestra definitiva independencia de los que, como todo nuestro pueblo, fuimos testigos a través de sus apasionadas y a la vez profesionales narraciones.
Recibió en vida el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, el Premio Nacional de Periodismo José Martí y la Medalla de la Asociación Mundial de Prensa Deportiva, entre otras muchas distinciones.
Recientemente adicionó una que le hubiera conmovido profundamente: el recordar Fidel en una de sus Reflexiones «los nobles testimonios que dieron de nuestras grandes victorias deportivas tanto él como Bobby Salamanca».
Sus familiares disponen de otros materiales que preparaba para una edición adicional de sus memorias, pues en su intensa vida acumuló tantas vivencias extraordinarias que no pudo incluirlas todas en esa primera colección, y pronto podremos disfrutar esos nuevos relatos.
Adelanto en este aniversario mi apreciación de un hecho que aparecerá en ese nuevo libro, sobre sus relaciones con Vicente Ponce Carrasco, joven revolucionario asesinado el 1ro. de agosto de 1958 en la masacre perpetrada en el Vivac de El Príncipe.
Eddy era el locutor de guardia de la emisora 1060 el 9 de abril, cuando el comando dirigido por Paquito Vilalta trajo el disco que contenía el llamamiento a la huelga. Lo pusieron y cerró la cabina. Aunque repudiaba la represión de la tiranía, no estaba vinculado entonces al 26 de Julio, pero lo ayudó a evadirse de la emisora e incluso lo trasladó en su auto, burlando la vigilancia policial permanente en las estaciones de radio.
Detenido después, junto a Gustavo Mazorra, por idéntica acción en la emisora Circuito Nacional Cubano, conoció a Vicente en las mazmorras de la Quinta Estación de Policía.
En el Vivac de El Príncipe compartieron la misma galera y consolidaron la sólida amistad iniciada entre torturas y golpizas. Ambos se incorporaron como profesores de la escuela organizada allí para enseñar a los más atrasados. Se integró orgánicamente al 26 de Julio en la prisión, influido por el entusiasmo contagioso de Vicente.
Liberado unos días antes del 1ro. de agosto, se había reintegrado a su trabajo en la emisora y ese día le correspondió como locutor de guardia leer, con voz entrecortada en el noticiero nocturno, el primer y único parte elaborado por la tiranía sobre el supuesto motín en la prisión de El Príncipe y anunciar la muerte de su compañero.
Después del triunfo revolucionario Eddy cometió un «libretazo», pues no lo consultó con las autoridades del INDER. Había mandado a dibujar en una sábana un retrato de Vicente a partir de una foto de carné. Alfredo Yabur, entonces ministro de Justicia, se había comprometido a hablar en el sencillo acto que había organizado y que se efectuaría después de la ronda de boxeo que nos narró ese día. Eddy consideró que al aceptar un ministro ya era un asunto aprobado. Por un imprevisto urgente fuera de la capital, Yabur no llegó a tiempo. Eddy tuvo que convertirse en el orador, y también ese día escuché cómo se le entrecortó la voz, casi tartamudeaba y su tono grave se alteró cuando anunció con solemnidad que se había decidido que el frontón de jai alai de Concordia y Consulado, se denominaría, a partir de ese momento, Vicente Ponce Carrasco, en homenaje al joven revolucionario, cuyos sueños fueron cercenados brutalmente, pero cuyas virtudes y ejemplo vivirían por siempre.
Eddy: además de sentirte comprometido con la fecha de tu natalicio sabemos que hiciste otro compromiso con la memoria de Vicente. Los cumpliste cabalmente.
Como dijo Fidel en una de sus Reflexiones: ¡Gloria a los que consagraron su vida a edificar el honor y el amor a la Patria! ¡Gloria a los buenos!
*Combatiente de la lucha clandestina y compañero de Eddy Martin en la prisión de El Príncipe.