Todos deseamos ser y vivir plenamente felices, lo difícil es el cómo lograrlo. Según una fábula popular, minutos antes de que la humanidad existiera un grupo de duendes decidieron hacer de las suyas escondiendo la Felicidad dentro de los propios seres humanos, dando por seguro que los hombres estarían siempre tan ocupados buscándola sin saber que la traen consigo.
Hago este comentario porque debido a mi profesión realicé hace poco un trabajo para la revista universitaria Alma Mater y me llamó la atención y a la vez la preocupación de que muchos de mis jóvenes entrevistados aseguran que la Felicidad no existe.
Tal vez con este discurso algunos me acusen de utópico; si es así, permítanme sinceramente decirles que como mortal no soy perfecto y he pasado por momentos nada agradables; sin embargo, felizmente he comprobado y puesto en práctica que existe voluntad, amigos, sinceridad, perdón, valentía, lealtad, placeres, una asombrosa naturaleza, creación artística, superación cultural, desinterés material, sentido de pertenencia, ayuda al prójimo, respeto, amor, confianza y aceptación para con uno mismo y para con quienes lo merecen.
Esas sensaciones y experiencias brindan un fuerte goce que puedo afirmar que se llama Felicidad; aunque el diccionario sintetice el término diciendo: «Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien».
Si todavía no sabe cómo encontrar la feliz motivación a su existencia lo exhorto a desterrar de su entorno el pesimismo, el odio, la inseguridad, la frustración, la envidia, la vagancia, el engaño, la doble moral, el egoísmo, el estrés, el desamor, la incompetencia profesional y hasta el mismísimo burocratismo de moda.
Conozco personas que lamentablemente conviven con enfermedades incurables aún para la ciencia y no dejan de abrazar y disfrutar con optimismo cada irrepetible amanecer, porque la Felicidad se construye y se conserva.
La propia vida ha demostrado que no hay camino a la Felicidad, la Felicidad es el camino, es nuestro actuar diario. Así que atesora cada momento que tienes y atesóralo más cuando lo compartas con alguien especial para compartir el escaso tiempo. Deja de esperar a que termines la Universidad, mejores tu economía, bajes diez kilos, te cases, tengas hijos y se conviertan en adultos, a que llegue el viernes o el domingo, el verano o el invierno, o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser Feliz. No olvidemos que la Felicidad está dentro de nosotros mismos.
*Periodista y profesor de la Universidad de Camagüey.