Gala de apertura en el Palacio de Hielo de Bolshói. Autor: Tomada de la página web del evento Publicado: 02/03/2024 | 03:51 pm
SOCHI, Moscú.— Impresionante fue la gala de apertura. Derroche tecnológico de efectos visuales e Inteligencia Artificial, de luces, vestuarios, escenografía, también en emociones. Así ha comenzado el Festival Mundial de la Juventud, que este sábado se inauguró en el Palacio de Hielo de Bolshói, en una gala de lujo que desconoció límites, puso a volar sueños e invitó a repensar la vida.
En ese sitio, uno de los imponentes escenarios de la urbe en los que se desarrollaron las Olimpiadas de 2014, ocurrió el primer gran encuentro de los más de 20 000 participantes de 180 países, que se reúnen en Sochi y aspiran al fortalecimiento de las relaciones amistosas entre todas las naciones, nuevos caminos, ideas y oportunidades para lograr un mundo mejor sin injusticia, guerras o conflictos.
Esa certeza estuvo también en el mensaje que envió a los delegados el presidente ruso, Vladimir Putin, quien tuvo a su cargo las palabras centrales de la cita y aseguró que para ella se enviaron cientos de miles de solicitudes, lo cual demuestra que para los jóvenes no hay fronteras ni líneas divisorias, están dispuestos a comunicarse, adquirir nuevos conocimientos y experiencias.
«Ustedes son la generación joven, sueñan con lo que puede y debe ser un mundo seguro y justo, y depende de ustedes crearlo. El festival te dará la oportunidad de discutir esto con tus compañeros. Y estoy seguro de que sus debates serán interesantes y útiles para el público más amplio, así como sus impresiones sobre los eventos que tendrán lugar en los lugares del festival y, por supuesto, sobre la propia Rusia, sobre la gente que vive aquí», expresó.
El Jefe de Estado ruso señaló no tener duda ninguna de que la confianza y amistad reinará en las sedes del Festival. «Además, todo esto sucede en primavera, en los días de primavera. Y en las culturas del mundo simbolizan no solo el despertar de la naturaleza, sino también nuevas esperanzas, renovación, los sueños más brillantes, la fe en el éxito y en el futuro», resaltó.
En la ceremonia, los invitados vieron la historia de amor entre dos jóvenes, familiar y comprensible para todos, a pesar de su fe, país, profesión, tradiciones y costumbres. Los personajes fueron encarnados por Adelina y Andrey, quienes crecen, aprenden y enfrentan dificultades en el camino hacia sus sueños. Ellos tenían que encontrarse en un mundo en constante cambio y asumir la responsabilidad de sí mismos, de sus elecciones y de su familia.
Cada uno de esos detalles está plasmado en el guion que pudimos hojear mientras ocurría la extraordinaria gala. Justamente para comprender los problemas difíciles de la vida, durante el programa Adelina y Andrey recurrieron a la inteligencia artificial, con la voz del famoso actor Konstantin Khabensky, en busca de ayuda. «¿Cómo puedo hacer del mundo un lugar mejor?», preguntó el personaje.
Las respuestas estuvieron en el «poder de hacer que el futuro sea más seguro creando conexiones y relaciones. Estamos juntos y la responsabilidad del destino está en nuestras manos», respondió. Por eso, los participantes en la producción visualizaron en el escenario temas complejos que son cercanos a las nuevas generaciones: la búsqueda del propio propósito, la elección del proyecto de vida, la transformación de las limitaciones en oportunidades, la lucha por alcanzar un sueño, la interacción con la generación mayor, el amor y su encarnación en la familia.
En la representación escénica, Adeline y Andrey comprendieron juntos que son el amor y las opciones de vida la ruta a seguir. Al final del espectáculo, tomados de la mano se dieron cuenta de que eran ellos, la generación más joven, los responsables del destino del planeta. Entonces, junto a ellos, tomados de la mano, miles de participantes del Festival demostraron que están dispuestos a unirse por un futuro común.
Todo esto y más se vivió en la ceremonia inicial, la cual contó, además, con actuaciones de grupos de danza, música y corales de diferentes países. Cada episodio encarnó el significado del evento: responsabilidad por el destino del mundo, unidad multinacional, justicia, asistencia mutua y trabajo en equipo, un mundo de oportunidades para todos, preservación de la familia y los valores tradicionales.
Al final habló la embajadora pública del Festival, Polina Gagarina, quien interpretó la canción A Million Voices, en sintonía con el significado del cónclave ruso. Todo lo ocurrido este sábado en el conocido Palacio de Hielo de Bolshói fue parte de esa convicción de trabajar juntos por el bien de las generaciones futuras y de los pueblos. Fue la confirmación de esa «carga colosal de emociones positivas», que minutos antes había descrito el Presidente Vladimir Putin.