La impronta de Chávez se mantiene viva en el sentir de los pueblos de América Latina. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 27/07/2020 | 10:37 pm
Si se quiere una evidencia de la manera en que se mantiene vivo Hugo Chávez, esa prueba habría que buscarla ahí, en la pervivencia de un país atacado por todos los flancos donde, sin embargo, el modelo que él instauró sigue vivo.
«Chavismo sin Chávez» puede parecer una frase hecha. Sin embargo, el modo de hacer y de pensar que él sembró en Venezuela se mantiene en pie y sostiene los esfuerzos por una nación con desarrollo e igualdad social, sorteando obstáculos tan altos como los que ni siquiera se erigieron ante él y desafiados ahora con la convicción, la resistencia y la creatividad de que el líder hizo gala y sembró en la gente.
No solo hay que agradecer a Hugo Chávez que él delineara sobre la marcha eso que llamó Socialismo del Siglo XXI: un «manual» todavía inexistente cuando el pundonoroso exmilitar llegó al poder en 1999 y, rompiendo los dogmas de la teoría socialista que había mostrado sus limitaciones en Europa del Este apenas ocho años atrás, fue labrando el modelo inspirador de otras gestas de cambio en Latinoamérica; algunas, hoy revertidas; otras, cerca de reverdecer.
Se dan la mano en ese modelo mecanismos de la vieja democracia burguesa y modos de hacer que tienen la mirada puesta en las masas, todavía sobre la añeja estructura económica que mantiene a la burguesía con el mismo poder de la IV República, lo que hace la marcha más azarosa y facilita los ataques desde afuera.
Obviamente, Chávez no había terminado su obra cuando dejó, entre los venezolanos y toda América Latina, ese inmenso vacío que sus seguidores, entre todos, han llenado. Por ese camino se ha avanzado y hasta pueden constatarse aportes. Aquella democracia burguesa sobre la cual se erigen las bases del sistema político venezolano se democratiza y perfecciona.
Ahí tenemos la Asamblea Nacional Constituyente, que en el verano de 2017 puso freno a la violencia derechista que dejó decenas de muertos unos meses antes, y cuyos poderes plenipotenciarios han permitido legislar y mantener la institucionalidad más allá del desacato de la Asamblea Nacional, y por más que ello quiera ser cuestionado por Estados Unidos, en otra acción injerencista que solo ha perseguido seguir atacando la propia pervivencia del chavismo.
Ahora, la convocatoria a elecciones legislativas pautadas para el próximo diciembre, contempla cambios en su membresía que posibilitarán la representación parlamentaria de partidos políticos no tomados en cuenta hasta hoy, lo que acabará con el hegemonismo de las agrupaciones «grandes» y convertirá al hemiciclo en un sitio más plural y variopinto.
Ello también agrega nuevos rasgos de autoctonía a una corriente ideológica que no pereció con su creador, y cuya sobrevida con salud constituye el mejor regalo de sus herederos al líder hoy, en el aniversario 66 de su natalicio.