El verdadero homenaje está en un humanismo que los hijos de Cuba parecen llevar timbrado en su cadena genética. Autor: Juan Luis Naranjo Batista Publicado: 21/09/2017 | 07:01 pm
CARACAS, Venezuela.—«Nosotros todo el año celebramos el 26», me ha dicho Katiuska Suárez Calvario, de 43 años, nacida en Santiago de Cuba, quien labora en la Atención al colaborador desde la Misión Médica de Cuba en Venezuela.
Debemos enseñar el legado de Fidel a nuestros hijos, nietos y bisnietos, ha dicho Katiuska. Foto: Alina Perera
No ha enmarcado ese día de lucha en 24 horas de homenaje, porque, como todos los demás misioneros que conozco, asume jornadas muy intensas en escenarios complejos. Ella es un alma de batalla perteneciente al ejército de cubanos que en estos instantes dan lo mejor de sí en los lugares más recónditos de la geografía venezolana.
Foto: Juan Luis Naranjo Batista
Los nuestros han venido celebrando el 26 de formas conocidas y que mantienen viva la memoria: matutinos especiales, trabajos voluntarios, diversos encuentros entre profesionales, actualización de murales. Pero el principal tributo, como dice Katiuska, fluye hace mucho tiempo de modo sencillo: allí donde se hace un parto en una zona de silencio, donde se comparte una canción con un grupo de niños, donde se salva un pie herido por una úlcera, donde se asesora sobre cómo aprovechar las bondades de la tierra, donde se programan las principales asignaturas para formar a un bachiller o a un universitario.
El verdadero homenaje está en un humanismo que los hijos de Cuba parecen llevar timbrado en su cadena genética.
Katy, como cariñosamente le decimos quienes la vemos actuar día a día como verdadera líder de la gran familia que le rodea, expresa que «celebrar el 26 es trabajar y seguir apoyando a nuestro Comandante en Jefe Fidel que ahora no está con nosotros físicamente pero que todos llevamos en el corazón».
El legado de ese hombre gigante, ha dicho desde la emoción, «es algo que debemos recordar y enseñar a nuestros hijos, nietos y bisnietos. Celebro y siento este 26 de Julio como si estuviera en mi Cuba linda. Ahora esta segunda Patria me necesita».
Cuatro años lleva aquí el cienfueguero Yunier Montalvo González, de 38 años, segundo jefe de la Misión Médica Cubana en el Distrito Capital. Es su segunda misión, la cual, como a todos sus compañeros, le ha dejado huellas profundas.
«Todos sabemos lo importante que es para América Latina y para el mundo que Venezuela se mantenga en pie de combate», afirmó el doctor Yunier. Foto: Alina Perera
Sus días son largos. Y siente que ese bregar es su 26 de Julio: «el trabajo es la mejor forma de honrar a nuestro Comandante en Jefe Fidel y a todos los jóvenes que cayeron en aquella fecha inolvidable para la Revolución Cubana.
«Todos sabemos lo importante que es para América Latina y para el mundo que Venezuela se mantenga en pie de combate. Este querido país es una guía», ha expresado Yunier, para quien un día de trabajo significa «estar en todos los lugares del Distrito Capital orientando, acompañando, guiando a los colaboradores en sus funciones para brindar un servicio de calidad, de excelencia en cuestiones de salud».
Nacido en Holguín y criado en Santiago de Cuba, el cubano Luis Manuel López Peña, de 28 años y perteneciente a la Misión Cultura Corazón Adentro, lleva la música en todas las fibras de su alma. Ha narrado que hace unas horas, durante una actividad dedicada al 26 de Julio, se emocionó tremendamente: «En esos instantes, mientras tocaba la guitarra y cantaba, pensaba intensamente en la Revolución Cubana…».
El canto, para Luis Manuel, es un modo de lucha. Foto: Alina Perera
Luis llegó hace tres años y unos días a la tierra de Bolívar. Ha vivido experiencias importantes para él, como haber compartido sus canciones con el presidente bolivariano Nicolás Maduro, o haber compuesto varias canciones dedicadas a Venezuela y al Comandante Hugo Chávez, o haber alegrado el corazón de personas sufridas en zonas de extrema pobreza.
Graduado como Instructor de Arte en 2004, Luis cree en la fuerza del canto para apoyar la decisión de lucha de los pueblos. Ha crecido cerca de los imponentes muros del Cuartel Moncada. Por eso, cuando le pregunto sobre cuál es el mejor modo de honrar el 26, me ha recordado la conexión que la historia obra entre generaciones: «Creo que hay jóvenes cubanos, y también venezolanos, que están dispuestos a seguir los pasos de aquellos jóvenes revolucionarios que asaltaron los cuarteles».