Foto premiada por World Press Photo. Autor: Paul Hansen, Premio del World Press Photo 2012 Publicado: 21/09/2017 | 05:30 pm
Desproporcionado, así calificó el sitio digital Antiwar, el desembolso de Israel en gastos militares, un quinto de todo su presupuesto, una cantidad que dijeron empequeñece a otras naciones industrializadas como Alemania con 3,6 por ciento y Gran Bretaña con 5,8 por ciento.
Y no es todo lo que emplea para guerrear porque obtiene miles de millones de dólares de su aliado Estados Unidos, como también de Berlín y algunos otanianos más.
¿Para qué quiere Israel tanto dinero en armas? En está imagen de un funeral en Gaza —tomada por el fotógrafo sueco Paul Hansen, y que acaba de ganar el Premio del World Press Photo 2012— está parte de la respuesta: asesinar al pueblo palestino, matar a sus niños.
Este viernes, decenas de palestinos resultaron heridos con balas reales y también proyectiles de goma cerca de la ciudad de Ramala, en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania, cuando soldados del régimen sionista atacaron una marcha hasta la prisión militar de Oler que se solidarizaba con cuatro detenidos por Israel que están en huelga de hambre: Samer Isasi, Jaafar Ezedin, Ayman Sharawneh y Tariq Qadan.
También hubo enfrentamientos y represión en el puesto de control de Jamaleh, cerca de Yenín, y en el barrio de Isawiyeh, en Jerusalén Este.
Los cuatro hombres están en detención administrativa, una aberración jurídica que emplea Israel para mantener en encarcelación sin cargo, por períodos de seis meses, a palestinos arrestados y que puede renovar una y otra vez, indefinidamente. A finales de 2012, según B’Tselem, una organización de derechos humanos en Israel, en esa condición de detención administrativa estaban 4 500 palestinos.
¿Y dónde está el Consejo de Seguridad de la ONU, las cortes internacionales, la Comisión de Derechos Humanos? Está claro que junto al presupuesto y la ayuda militar estadounidense a Israel le llega la impunidad y la más desvergonzada inmunidad.
Y si de desvergüenzas se trata, veamos cómo este viernes 15 de febrero el primer ministro Benjamín Netanyahu decidió ser austero con el erario público. Anunció que renuncia a los helados que tanto gustan a él y a su familia y en los que se gastan 10 000 shekels, unos 2 000 euros al año, según dijo el diario Yediot Aharonot.
El periódico no es remiso en la información presupuestal de estos gastos personales de Netanyahu: más de 500 000 euros del tesoro del Estado para limpieza, vestimenta y comida en 2011, cuando el salario mínimo de los israelíes es de 4 300 shekels (860 euros).
Al apenas un mal menor de las raterías permitidas a su propio pueblo, el Gobierno de Netanyahu une los encarcelamientos, torturas, represión y asesinato del pueblo palestino. La foto de Paul Hansen denuncia.