Rafael Correa traspasó los umbrales de la inmortalidad solo con su pecho de guerrero. No claudicó, ni negoció su vida a costa del destino de la Patria y el pueblo. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:02 pm
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reveló este sábado que el intento de golpe de Estado el pasado jueves procuraba crear el caos y, al fracasar por su intervención en el regimiento policial, ordenaron asesinarlo, informó Prensa Latina.
Refutó versiones de voceros opositores que en esos momentos negaban estuviera secuestrado y dijo que se necesitaron 600 hombres de fuerzas especiales, cuatro muertos y decenas de heridos, para sacarlo con vida del hospital de la policía.
En su habitual cadena radiotelevisiva sabatina, esta vez desde el Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, Correa puntualizó que «intentaron crear el caos, provocar una guerra civil, y cuando no lo lograron trataron varias veces de matar al presidente».
Agradeció a la escolta presidencial, a los asistentes y ministros que lo acompañaron siempre, y en particular a los policías del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y del Grupo Especial de Operaciones del Ejército (GEO) que se mantuvieron firmes al lado del presidente.
Pidió al inicio un minuto de silencio en honor a las lamentables víctimas caídas por disparos de los insubordinados, a cuyas familias dijo que jamás quedarán desamparadas y reiteró la decisión de aplicar a los criminales responsables el merecido castigo.
Igualmente agradeció «a los gobiernos locales y las demás instancias del Estado, a los periodistas que lo acompañaron a riesgo de sus vidas, y al impresionante apoyo internacional que no va a permitir que en América Latina vuelva a haber otro Honduras».
Y sobre todo, enfatizó, al pueblo ecuatoriano, quien con su movilización hizo fracasar el intento de golpe.
Les falló el plan, afirmó, porque posiblemente no se esperaban que fuera al Regimiento Quito, y al fallar el intento desestabilizador aplican el plan B para asesinar al presidente, «llévenlo al punto Nono, ordenaban por radio, que equivalía a decir ¡Asesínenlo!».
«La maldad era tan grande, relató, que el 30 quisieron partirme la rodilla recién operada al salir del Regimiento Quito y uno de los escoltas se cruzó en el golpe cuando me iban a dar un toletazo y es a él a quien le parten el tobillo».
Un supuesto corredor de honor para salir del hospital era realmente una emboscada para matarlo y al salir en la noche rescatado por las fuerzas especiales dispararon al auto con balas de grueso calibre, las que perforaron el chaleco de quien lo protegía y lo mató, e impactaron cinco veces en el vehículo.
Nunca esperé que ese intento viniera de la policía nacional, que este gobierno le ha incrementado el salario a todos en 81 por ciento como promedio, pero son 42 000 miembros y los insubordinados fueron un grupo proporcionalmente muy pequeño de esa fuerza.
Reiteró las acciones de manipulación de policías y militares para desestabilizar al país por parte de fuerzas políticas que, anunció, serán desenmascaradas en su momento, aunque anoche por cadena televisiva acusó de ello al Partido Sociedad Patriótica.
Tengan la certeza, reiteró al pueblo ecuatoriano, que todas nuestras acciones se basan en la búsqueda de la justicia, la dignidad y la equidad, sobre todo a favor de los más pobres, y subrayó que los cambios son irreversibles para evitar abusos y lograr la equidad social.