Irán calificó este lunes de humillante la Cumbre de Seguridad Nuclear que se celebra en Washington, con el propósito de aprobar la iniciativa estadounidense de imponer sanciones contra el desarrollo atómico de Teherán y Pyongyang.
Ni Corea del Norte e Irán fueron invitados a la reunión elite que marca, según analistas, una ventaja para el anfitrión de la Casa Blanca, quien pretende demostrar la validez del Nobel de la Paz otorgado recientemente.
Sin embargo, las sillas de los acusados permanecen vacías, como ausentes están también los argumentos y pruebas que certifiquen la veracidad de los argumentos para condenarlos, aún sin la posibilidad de defenderse durante el juicio inquisidor.
Según un cable de PL, el presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, enfatizó que no reconocerá los acuerdos emanados de esta cita, en la que no cuenta su presencia e instó al gobierno de Estados Unidos a cumplir con la reducción total de todo su arsenal nuclear, el mayor del mundo.
Si piensan que usando el lenguaje de las amenazas podrán doblegar la voluntad de Irán, se equivocan, advirtió Ahmadineyad a la par que ratificó el derecho de su país a un desarrollo nuclear pacífico.
Con tal argumento, el vocero de la cancillería, Ramin Mehman-Parast, denunció que demandará ante la ONU una queja formal por las declaraciones amenazantes de Estados Unidos, la cual deja abierta la posibilidad de un ataque nuclear contra su país.
Todo parecería un final feliz de aceptarse la intención y el distendido acuerdo sobre desarme entre los dos grandes poseedores de armamento nuclear: Washington y Moscú.
Ambas pactaron el pasado jueves la reducción, por las dos partes, a mil 500 misiles atómicos, que sustituye al viejo pacto (START) de 1991.
Dos días antes, la Casa Blanca dio a conocer su nueva estrategia nuclear, que si bien incluye rebajar su equipamiento bélico de ese tipo, mantiene la decisión de seguir desarrollando armas convencionales para suplir un supuesto déficit y tener la capacidad de atacar cualquier blanco en menos de una hora.
Estos blancos para el gobierno del presidente Barack Obama hacen una distensión confesa contra Irán y Corea del Norte.
La nueva farsa de Washington
La Cumbre de Seguridad Nuclear inició este lunes en esta capital con la asistencia de delegaciones de 47 naciones, 38 de ellas representadas a nivel de jefes de Estado o Gobierno.
Obama invitó a varios líderes mundiales a Washington para llamar la atención sobre el tema y ofreció la víspera la perspectiva de que el terrorismo nuclear es «la mayor amenaza a la seguridad de Estados Unidos, tanto a corto, mediano y largo plazo».
A juicio del jefe de la Casa Blanca tal circunstancia «es algo que podría cambiar el panorama de la seguridad de este país y alrededor del mundo en los años venideros», publicó el periódico USA Today.
La mayor parte de la jornada de hoy se dedica a reuniones bilaterales, antes de concluir con una cena de trabajo, y el martes los gobernantes celebrarán dos sesiones plenarias que concluirán con una rueda de prensa y una declaración final.
La actual administración estadounidense declaró recientemente su intención de encontrar el marco propicio para nuevas sanciones contra Irán, para lo cual espera el apoyo de sus aliados.
El secretario de la Defensa, Robert Gates, dijo ayer que será necesaria una combinación de presiones económicas, mejores sistemas de defensa de misiles y cooperación con naciones del Medio Oriente para «tener éxito en la política hacia Teherán».
Por su parte la jefa de la diplomacia norteamericana, Hillary Clinton, expresó que la Cumbre de Washington pretende centrar la atención del mundo «donde creemos que debe estar».
Ambos funcionarios aparecieron en programas de las cadenas de televisión NBC, ABC y CBS.
Obama excluyó de sus invitaciones a Irán, la República Popular de Corea y Siria, este último porque Estados Unidos considera que Damasco «también tiene ambiciones nucleares».
Según analistas políticos es poco probable que se concreten estrategias contundentes durante el encuentro de dos días.
La víspera el gobernante intercambió con varios dignatarios que ya están en Washington, entre ellos el sudafricano Jacob Zuma, y los primeros ministros de la India, Manmohan Singh, y de Paquistán, Syed Yusuf Raza Gilani.
También recibió al presidente kazajo, Nursultan Nazarbayev, y al presidente interino de Nigeria, Goodluck Jonathan.