El gobierno encabezado por Cristina Fernández en Argentina es todavía joven, apenas ha consumido poco más de un año, de los cuatro que por derecho tiene de mandato. Sin embargo, aun en este corto tiempo, se muestran ya algunos resultados provechosos en el orden socioeconómico de ese país andino, a pesar de los intentos desestabilizadores oligárquicos y los efectos de la crisis financiera internacional.
Recordemos que la mandataria asumió la presidencia el 10 de diciembre de 2007, sucediendo a su esposo Néstor Kirchner, con el reto de continuar profundizando la recuperación económica precedente y la conquista de los derechos sociales para todos los ciudadanos. La representante del Partido Justicialista, integrante a su vez en las elecciones del Frente para la Victoria, fue la primera mujer de la historia argentina en ser elegida para la primera magistratura y la segunda en acceder al cargo.
Ese hecho, unido al abrumador 45,9 por ciento de los votos positivos en primera vuelta con el que fue electa, demuestra su popularidad y las esperanzas que el pueblo gaucho cifra en ella, tras un pasado reciente marcado por cruentas dictaduras militares seguidas del costo de las nefastas recetas neoliberales en los años noventa del siglo anterior.
Para nadie es un secreto, que la administración de La Fernández se inscribe en una América Latina tendiente a gobiernos nacionalistas y de izquierda, cada uno con sus características y en su contexto. El modelo que se estructura en Argentina, busca el crecimiento económico en consonancia con políticas sociales inclusivas en la educación, la salud, la vivienda y otras necesidades populares. Todo ello bajo la intervención del gobierno, porque como diría la propia Presidenta argentina: «...sabemos que lo que no hace el Estado, no lo hace nadie».
Con este objetivo, son múltiples los programas desarrollados en las diversas ramas de la vida social y económica. Por ejemplo, han sido de gran impacto para el combate de la pobreza los planes nacionales de desarrollo local y economía social «Manos a la obra» y los de seguridad alimentaria «El hambre más urgente» y «Familias».
El impacto de estas estrategias es visible en el mejoramiento de las condiciones de vida de los argentinos y en la disminución del desempleo. En 2008, al igual que durante el gobierno de Néstor Kirchner, la desocupación continuó disminuyendo y esta vez descendió hasta cerca de un 8 por ciento, lo que implica una mejora en comparación al índice del 2003 (16%). Asimismo, la pobreza ha tenido una baja inédita en los último lustro del 51 al 20 por ciento y la participación de los trabajadores en el PBI, en igual período, se ha incrementado del 33-34 al 43 por ciento.
Para la economía argentina, el 2008 constituyó el quinto año consecutivo de crecimiento, considerado el más importante en los últimos doscientos años de la historia de esa nación. Las inversiones tuvieron un incremento de su mínimo histórico más reciente y ya se han superado los niveles máximos de la década de los 90, sin endeudar al país. Gran parte de ese dinero se ha invertido en obras sociales y de bien público, lo cual hace una década era interpretado como mero gasto público por las autoridades.
Ante los efectos de la crisis financiera mundial, Argentina viene adoptando desde finales del año anterior un paquete de medidas para impulsar la actividad económica, estimular el mercado y consumo internos ante las restricciones del externo, reducir las importaciones y controlar los despidos, en el cual se incluye la prefinanciación de la industria automotriz, algunos productos del agropecuario, el capital de trabajo, entre numerosas áreas.
La estatalización de los fondos privados de pensiones y jubilaciones, que había constituido una de las más escandalosas acciones de la política generalizada de privatización llevada a cabo por el ex presidente Carlos Menem, ha sido también de las más importantes y radicales acciones adoptadas dentro del plan económico gubernamental para enfrentar el difícil contexto internacional.
El objetivo del gobierno argentino es continuar creciendo, pues tiene como premisa que «de la crisis se sale solamente con crecimiento económico».
No obstante, la Presidenta ha advertido a la nación sobre el carácter pragmático de los pasos que se dan en este sentido: «vamos a tener que acostumbrarnos en los tiempos que corren a la flexibilización, la armonización y el cambio de políticas, que pueden ser buenas hoy pero dentro de tres meses comprobarse que no alcanzaron el resultado esperado, y que si no alcanzaron el resultado esperado monitoreadas deben ser cambiadas, revisadas, corregidas...».
En política exterior, las relaciones de Argentina con los países del área se han continuado profundizando y el camino a una mayor integración latinoamericana se consolida en estructuras como el MERCOSUR y el Grupo de Río.
El 2009 parece un año difícil a nivel internacional. El éxito del gobierno de Cristina Fernández estará en hacer sentir lo menos posible en el pueblo argentino los efectos de la crisis financiera internacional y continuar consolidando el modelo socioeconómico en ascenso que ese país experimenta por ya más de cinco años.
FUENTES
Portal oficial del gobierno de la República Argentina. Disponible en: http://www.argentina.gob.ar Portal oficial del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Argentina (INDEC). Disponible en: http://www.indec.gov.ar/ Discurso de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el Acto de Anuncio Oficial de Nuevas Medidas Económicas (4 de diciembre de 2008). Disponible en: http://www.casarosada.gov.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=5307&Itemid=66 Discurso de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el Acto de Asunción a la presidencia de Argentina el 10 de diciembre de 2007. Disponible en: http://www.casarosada.gov.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=1462&Itemid=66