La falta de honestidad de la administración Bush expresada en su manipulación del caso de Luis Posada Carriles fue señalada a la opinión pública estadounidense por otro importante diario, cuando el influyente The New York Times publicó las reflexiones del embajador de Venezuela en Estados Unidos, y sus quejas por la manera en que la Casa Blanca ha desconocido el reclamo de extradición del terrorista, formulada por su país.
En igual sentido se había pronunciado Los Ángeles Times, quien tiró de las orejas al mandatario en un editorial donde aseguraba que «la Casa Blanca ve su autoridad moral socavada» cuando «la justicia tarda una vez más para las víctimas» de Posada.
Fue enfática la conclusión del diario angelino: «Durante 46 años de una política hacia Cuba fracasada en gran medida, el gobierno estadounidense ha realizado muchas acciones imprudentes, pero permitir que un connotado terrorista salga absuelto constituye una de las más perversas».
También se ha sumado el diario The Boston Globe, que en su edición sabatina ha hecho otro tanto al señalar que el mejor lugar donde se puede enjuiciar a Posada Carriles es en Venezuela.
«La administración está tratando este caso con delicadeza, quizá por la conexión con la CIA. ¿Quién sabe qué acuerdos sucios él pudiera revelar?», se pregunta.
Explícito, el periódico recordó cómo la otra administración Bush (la del padre de W.) liberó a Orlando Bosch —coautor intelectual con Posada del crimen de Barbados—, así como sacó a la luz los vínculos del ejecutivo republicano con Florida. Los lazos incluyen a Jeb Bush, hijo del ex presidente y hermano del actual mandatario, quien llegó a ser gobernador del estado gracias «al fuerte respaldo de los cubanoamericanos», remarcó The Boston Globe.
Solo la magnitud del irrespeto a las leyes de Estados Unidos, y la burla de Bush a lo que él mismo ha proclamado, pudo desencadenar tan agrias críticas en la llamada gran prensa de Estados Unidos, nada proclive, por otra parte, a tocar este tema.
Ya sea en Venezuela o en Estados Unidos, Posada debe ser objeto de una audiencia que examine sus crímenes y no sus triviales ofensas a las autoridades migratorias de este país, enfatizó el diario.
La verdad se abre camino jalonada por la misma arrogancia de la administración Bush, y su olvido de todos los compromisos contraídos en virtud de la lucha contra el terrorismo. Si la totalidad de los estadounidenses comprendiera que se trata de la misma falacia con que el presidente justifica la ocupación de Iraq, ¿cuál sería la reacción?
Bush ha eximido de culpas a su ahora indeseado protegido para conseguir la no revelación del papel de la Casa Blanca en la política de terrorismo de Estado de sucesivas administraciones contra Cuba, y otras naciones. Pero al menos deberá reconocer el daño político que la intempestiva aparición de Posada en Miami, a la larga, le ha causando a la imagen de la Casa Blanca, y a la sucia guerra en que se sustenta su belicista política exterior.