En América Latina, centenares de miles de personas resultaron muertas o desaparecidas durante las dictaduras militares y aún son reclamadas por sus familiares PARÍS, febrero 6.— Ministros y otros altos funcionarios de más de 50 países firmaron este martes en la capital francesa, un tratado internacional que prohíbe las desapariciones forzadas, coronando un cuarto de siglo de esfuerzos de los familiares de aquellos que desaparecieron a manos de fuerzas de seguridad de gobiernos.
El tratado define las desapariciones forzadas como las detenciones secretas y la privación de libertad en sitios que no estén oficialmente reconocidos y controlados y las considera un crimen contra la Humanidad, dice AP.
Estados Unidos, que está acusado de enviar a sospechosos de terrorismo a prisiones secretas en el extranjero, se opuso a la redacción inicial del tratado y no se espera que lo firme.
La cancillería francesa, anfitriona de la ceremonia de firma, dijo que unas 41 000 personas han desaparecido a manos de fuerzas de seguridad desde 1980.
América Latina, una vez el epicentro de esas desapariciones, está ahora confrontando su pasado y la violencia que dejó a centenares de miles de personas muertas o desaparecidas durante las dictaduras militares en las décadas de los70 y de los 80.
Esas desapariciones fueron algo común también durante la Alemania nazi, en las campañas bautizadas Noche y niebla.
Argentina fue uno de los países protagonistas de la firma de la Convención contra las Desapariciones Forzadas cuando tomaron la palabra la presidenta de la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, Marta Vázquez Ocampo y la senadora argentina y primera dama de ese país, Cristina Fernández de Kirchner, apunta ANSA.
Junto a otras personalidades, ambas intervinieron para subrayar la importancia del nuevo texto, que es un instrumento legal contra el abuso de poder de los Estados y para proteger a las personas de las desapariciones forzadas.
El momento más emotivo del acto fue cuando Marta Vázquez Ocampo, tocada con el tradicional pañuelo blanco, dio las gracias «en nombre de todas las víctimas de las desapariciones».
Por su parte, Cristina Fernández elogió la labor de las mujeres de la Plaza de Mayo y manifestó que su país fue «un laboratorio de las prácticas del terrorismo de Estado y tiene un protagonismo triste» en el fenómeno de las desapariciones forzadas, un tipo de acción seguida en muchos casos de las torturas físicas, pero también psicológicas para las víctimas y sus familiares, que viven en la incertidumbre sobre el paradero de sus seres queridos.
Recordó asimismo, la desaparición hace unos meses de Jorge Julio López, un testigo de cargo en un proceso contra un jefe policial presuntamente implicado en torturas y desapariciones durante la dictadura.
Otros participantes fueron la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos Louise Arbour y el principal fiscal de la Corte Criminal Internacional de La Haya, el argentino Luis Moreno Ocampo.