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BANDUNG, PUNTO DE PARTIDA
La Conferencia Afro-Asiática de Bandung, Indonesia, celebrada en abril de 1955, es el antecedente más inmediato del Movimiento No Alineado, por lo que se le considera clave en el proceso de descolonización entonces ya en marcha en el Tercer Mundo, y punto de partida de su lucha unitaria por la emancipación.
Por primera vez de conjunto con tanta fuerza, los países subdesarrollados, que recién comenzaban a dejar de ser colonias, elevan su voz en Bandung y reclaman el respeto a su soberanía e integridad, la igualdad, la no injerencia y la paz, principios que constituyeron puntos centrales de la reunión.
Pudiera decirse que Bandung fue la irrupción del Sur en la escena internacional, dominada entonces por el conflicto este-oeste de los dos grandes bloques que se definieron luego del nacimiento del campo socialista, y el inicio de la llamada guerra fría. La existencia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y del Pacto de Varsovia, también había definido dos bloques militares. En el medio, todavía colonias o recién estrenados Estados pobres, quedaban los países del Sur.
Ello, explican los historiadores, también propició el surgimiento de foros multilaterales de concertación promovidos por los países del Tercer Mundo.
La Conferencia de Bandung lanzó una condena unánime al colonialismo, todavía entronizado en el continente africano —como lo corrobora el hecho de que solo hayan participado en la cita seis países de esa región—, y al racismo impuesto por el apartheid. Completaron los asistentes, 23 naciones de Asia. Su accionar condujo a la independencia posterior de muchos países y a la formación de nuevos Estados.
Descollaron allí las figuras de Gamal Abdel Nasser (Egipto), Kwame Nkrumah (Ghana), Shri Jawaharlal Nehru (India), Ahmed Sukarno (Indonesia) y Josip Broz Tito (Yugoslavia), jefes de Estado o Gobierno que se convertirían luego en líderes emblemáticos del Movimiento.
En Bandung se habían adoptado los principios que deberían regir las relaciones entre las naciones grandes y pequeñas, conocidos como los Diez Principios de Bandung, que luego se convertirían en objetivos de la política del No Alineamiento y permanecería inamovible hasta los años 90:
Respeto de los derechos humanos fundamentales y los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. Respeto de la soberanía e integridad territorial de todas las naciones. Reconocimiento de la igualdad de todas las razas y la igualdad de todas las naciones, grandes y pequeñas. La abstención de intervenir o de interferir en los asuntos internos de otro país. El respeto del derecho a defenderse de cada nación, individual o colectivamente, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas. La abstención del uso de pactos de defensa colectiva en servicio de los intereses particulares de cualquiera de las grandes potencias. La abstención de todo país de ejercer presiones sobre otros países. Abstenerse de realizar actos o amenazas de agresión, o de utilizar la fuerza en contra de la integridad territorial o independencia política de cualquier país. La solución pacífica de todos los conflictos internacionales, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas. La promoción de los intereses mutuos y de la cooperación. El respeto de la justicia y de las obligaciones internacionales.Aunque los líderes allí reunidos sostenían diversas posturas políticas e ideológicas, les unía un proyecto común, cuya aspiración mínima era la descolonización política de Asia y África y la independencia.
Seis años después de Bandung se funda el Movimiento de Países No Alineados, con el impulso que significó la entrada a la ONU, en 1960, de 17 países de África y Asia, admitidos durante la celebración del XV período ordinario de sesiones de la Asamblea General.
LA CONFERENCIA DE BELGRADO
La cita de Belgrado, Yugoslavia, tuvo lugar del 1 al 6 de septiembre de 1961 con la participación de Cuba, único país fundador del MNOAL en América Latina y el Caribe.
Esta Primera Cumbre del MNOAL fue convocada por los entonces líderes de la India, Indonesia, la República Árabe Unida (Egipto y Siria) y Yugoslavia. El 26 de abril de 1961 los Presidentes de la República Árabe Unida (Nasser) y Yugoslavia (Tito) se dirigieron a los Jefes de Estado y Gobierno de 21 países «no alineados» y sugirieron que teniendo en cuenta los recientes acontecimientos mundiales y el aumento de la tensión internacional, debía celebrarse una Conferencia para promover el mejoramiento de las relaciones internacionales, el enfrentamiento a las políticas de fuerza y el arreglo constructivo de conflictos y otras cuestiones preocupantes en el mundo. El mensaje conjunto agregó que el Presidente de Indonesia (Sukarno) reafirmó los criterios sobre la necesidad de dicha reunión. También se sumó Nehru.
Previamente, la reunión preparatoria de El Cairo había sentado las bases, al formular los criterios de membresía a la organización. Para algunos analistas, esos cánones demostraron que el Movimiento No Alineado «no fue concebido para desempeñar un papel pasivo en la política internacional, sino para formular sus propias posiciones de manera independiente, reflejando los intereses y condiciones de sus integrantes, como países militarmente débiles y económicamente subdesarrollados».
Los No Alineados centraron sus propósitos en el apoyo a la autodeterminación, la independencia nacional, la soberanía e integridad territorial de los Estados; la oposición al apartheid; la no adherencia a pactos multilaterales militares y la independencia de los países No Alineados de las influencias y rivalidades de las grandes potencias o bloques; la lucha contra el imperialismo en todas sus formas y manifestaciones; la lucha contra el colonialismo, el neocolonialismo, el racismo, la ocupación y la dominación extranjeras; el desarme; la no interferencia en los asuntos internos de los Estados y la coexistencia pacífica entre todas las naciones; el rechazo al uso o amenaza de uso de la fuerza en las relaciones internacionales; el fortalecimiento de las Naciones Unidas; la democratización de las relaciones internacionales; el desarrollo socioeconómico y la reestructuración del sistema económico internacional así como la cooperación internacional sobre bases de igualdad.
Todos son temas vigentes hasta hoy, cuando la mayoría de esos postulados siguen sin respetarse.
MOVIMIENTO QUE COBRA FUERZA: LA PRIMERA CITA EN LA HABANA
Una de las demandas incumplidas que sigue siendo bandera del Sur es el establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional, surgido como concepto en el seno de los No Alineados durante su Cumbre de Argel, en 1973. En su Declaración final, los firmantes se pronuncian por un cambio en la estructura de las relaciones económicas internacionales, favorable a las potencias industrializadas pero perjudicial para los países pobres.
El Movimiento no solo ha desempeñado un rol importante en el apoyo a las naciones del Tercer Mundo que luchan por su independencia, sino que ha brindado su solidaridad a las aspiraciones más justas de la humanidad, lo que le ha ganado un sólido prestigio diplomático.
Unidos a pesar de las diferencias, los No Alineados se convirtieron en un frente de concertación para luchar por las reivindicaciones económicas y políticas que sigue esperando el mundo subdesarrollado.
En ese decurso se inscribe la VI Cumbre, celebrada en 1979 en Cuba, lo que hizo a Latinoamérica y el Caribe sede, por primera vez, de una cita del Movimiento.
La Declaración de La Habana se pronunció por salvaguardar la unidad de los No Alineados, derrotar las maniobras divisionistas, defender la paz y el fortalecimiento de la solidaridad de las fuerzas en la lucha contra el imperialismo y el colonialismo en todas sus formas.
La defensa del derecho del pueblo palestino a un estado, la independencia de Puerto Rico y el rechazo al bloqueo contra Cuba, también han sido reclamos recurrentes del Movimiento No Alineado. RETOS Y VIGENCIA
Al finalizar la década de los 80, el Movimiento enfrenta el gran reto que representó el derrumbe del campo socialista cuya existencia, junto al capitalismo, le había dado razón de ser.
Algunos vieron los cambios como señal del fin del Movimiento NOAL, a lo que se sumó el hecho de que Yugoslavia ocupara la Presidencia del Movimiento en ese momento, cuando también se inició el desmembramiento de aquel país, lo que repercutió en la conducción de los No Alineados, entonces en manos de Yugoslavia.
Se estima que eL MNOAL no pudo escapar de las dificultades para accionar con efectividad en una coyuntura política tan adversa, marcada por el hegemonismo y la unipolaridad, así como por los conflictos internos que generaban la propia heterogeneidad de su membresía y, por ende, la diversidad de intereses.
Sin embargo, la confusión duró poco. La Conferencia de Jakarta, Indonesia, celebrada en 1992, aclaró conceptos al señalar que la No Alineación no era una política neutralista, ni equidistante diseñada únicamente para interponerse entre las potencias en conflicto. Ser un país No Alineado, explicó el llamamiento, significaba también un compromiso con principios y objetivos concretos, y la adhesión a un programa que aún estaba por cumplirse. Los principios de defensa de la paz, el desarrollo y la no injerencia en los asuntos internos de otros, continuaban siendo válidos e, incluso, de redoblada importancia en el mundo unipolar de hoy. Los renovados intereses estratégicos de dominación se han agudizan e, incluso, adquieren nuevas y más peligrosas dimensiones para los países subdesarrollados.
La defensa del multilateralismo, de los principios que rigen el Derecho Internacional y las relaciones entre los Estados, así como el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, siguen reclamando la presencia de los No Alineados en la arena internacional.
