Se hizo esperar, por causa del coronavirus, más de lo habitual. No dos, sino tres años. Por tanto, había llovido bastante desde la última edición mundial en Doha 2019. Pero el atletismo y sus citas mundialistas merecen toda la paciencia. Porque desprenden pasión por doquier. Porque, además, constituyen un espectáculo que casi no tiene parangón a nivel deportivo.
La vigente edición, que hoy cierra sus cortinas en la ciudad estadounidense de Eugene, se ha ido rápido, rapidísimo para quienes hemos saboreado cada una de sus jornadas.
Aunque nos deja un legado que será difícil de olvidar. Con el perdón del resto, debería encerrarse en ribetes dorados, entre tanta monstruosidad, el soberbio tiempo de Sydney McLaughlin en 400 metros (m) con vallas, un 50.68 segundos (s) que todavía resulta inverosímil.
Cierto es que la norteamericana, que destrozó su anterior plusmarca del orbe de 51.41 s, no fue la única en dejar boquiabiertos a los presentes en el Hayward Field, pero su actuación no encuentra semejanzas en otras modalidades.
Por esas cosas que tiene el deporte rey, ella siempre ha ido a la par a nivel de espectáculo con su homólogo Karsten Warholm. Sin embargo, este protagonizó una de las mayores sorpresas del certamen, al explotarse en el tramo final de su competencia en la puja por las medallas y ceder en bandeja de plata el trono al brasileño Alison Dos Dantos.
No fue el único que quedó por debajo, a Warholm lo acompañan en la lista negra otros como la saltadora de altura Yaroslava Mahuchij o los discóbolos Daniel Stahl, Valarie Allman y Sandra Perkovic, por solo mencionar algunos de los grandes candidatos.
Por Cuba, también han sido dispares las actuaciones, con atletas que superaron sus propios límites, como la jovencita triplista Leyanis Pérez, y otros que fracasaron en el intento de conseguir en Oregón el mejor resultado de la temporada. Entre ellos, repite Rose Mary Almanza, quien ni siquiera logró superar la primera fase e incluirse en semifinales.
Al cierre de nuestra edición, el también triplista Lázaro Martínez buscaba la primera y única presea de Cuba en la cita. De lograrlo, la delegación antillana no se iría sin medallas del Mundial. De lo contrario, la actuación sería realmente decepcionante, aunque antes de iniciar el torneo se sabía la dificultad máxima que representaría para un equipo pequeño y con pocas figuras de primer nivel.
No obstante, para no realizar análisis a partir de conjeturas, espere próximamente en las páginas de JR un resumen de Oregón 2022, con especial énfasis en lo logrado por los atletas del elenco nacional cubano.