Alfredo Ríos ya piensa en su doctorado. Autor: Cortesía del autor Publicado: 04/03/2019 | 10:24 pm
Como los tiempos, el béisbol cambia. Ahora con una computadora se puede predecir mucho de lo que antes era posible por el ingenio de los mentores y sus entrenadores. En una esquina están las estadísticas tradicionales; en la otra, la sabermetría. Unos se aferran a aquellas, otros a esta. Los más inteligentes beben de ambas, porque el béisbol necesita de las dos. Mientras más datos tenga un director en sus manos a la hora de tomar una decisión, mejor será esta, si es que sabe leerlos bien y oportunamente.
Hace menos de un mes, la selección que representó a Cuba en la Serie del Caribe con el nombre de Leñadores de Las Tunas iba con una carpeta de lo que no debía hacer. Entre las recomendaciones estaba ver más pitcheos por comparecencia al bate, dejar pasar el primer envío, pues su average ofensivo ante ese lanzamiento era el más bajo de todos en las últimas ediciones.
¿De dónde salió todo eso que, lamentablemente, se engavetó durante la competencia? En Cuba hay un grupo de muchachos talentosos que integraron el Grupo de Investigación del Béisbol (GIIB), dedicado a estudiar zonas que ya han sido exploradas en ligas foráneas con muy buenos resultados.
Así surgió el software Strike Zone, el cual defendió el ingeniero Alfredo Ríos hace pocos días en su maestría en Entrenamiento Deportivo para la Alta Competencia, con el trabajo Sistema para el registro y análisis del rendimiento deportivo lanzamiento a lanzamiento en el béisbol cubano.
«La investigación desarrolla un sistema de registro y análisis de información que permite investigar el béisbol cubano lanzamiento a lanzamiento, identificando las variables con mayor valor predictivo en torneos de corta duración y asesorando la toma de decisiones con información variada y confiable», explica el talentoso experto, quien labora en el Centro de Investigaciones del Deporte Cubano (CIDC).
«Este sistema identifica las zonas fuertes y débiles de los bateadores, las que más utilizan los lanzadores, los tipos de pitcheos, sirve para hacer reportes de los contrarios y de nuestros atletas y ayuda a la hora de planificar los entrenamientos. Nosotros tenemos una máxima: para corregir un error, es necesario identificarlo primero.
«Lo principal es garantizarles a todos los entrenadores acceso a información de calidad para que puedan asimilarla, si nunca la utilizan es muy difícil que cuando se les suministre en un equipo nacional la puedan utilizar correctamente. Resulta necesario no solo que accedan a esos datos en el campeonato élite, sino en el torneo sub-23 y en las categorías de aprendizaje. Hoy no se sabe cuántos pitcheos ve un niño por comparecencia al bate, y eso es muy importante para que tengan disciplina en el home y reconozcan su zona de strike.
Alfredo afirma que el software se puede aplicar en todas las categorías fácilmente, solo se necesita de un entrenador de pitcheo y alguien que domine la tecnología para que lo gestione y haga los registros de información y los reportes que genera el programa.
Despaigne supo hacer los ajustes necesarios en la Serie del Caribe. Foto: Roberto Morejón Rodríguez
Los defensores a ultranza de la sabermetría creen que basta con ella para mejorar radicalmente el estado de cosas actual de nuestro deporte nacional, pero Alfredo discrepa de esa opinión. «La sabermetría, dice en su diálogo con JR, es una herramienta de apoyo que permite identificar el problema, pero no lo soluciona. De esta parte se encargan los entrenadores».
Y pone como ejemplo el cambio de swing en Grandes Ligas, que ha sido resultado de un aporte sabermétrico, el llamado barrel, que combina velocidad de salida de la bola con el ángulo de salida, para producir conexiones más efectivas. «En la MLB se buscan más batazos de línea y fly para pegar jonrones, y menos rodados, que tienen menos probabilidades de convertirse en hits. En nuestra serie hay que hacer ajustes para ligar más líneas. En eventos internacionales los equipos cubanos son los que más alto porcentaje de rolling tienen».
El asunto, explica, es la filosofía de nuestros bateadores, cuya prioridad es hacer contacto con la bola, más que lograr un contacto fuerte, pegarle con calidad, que es lo que se privilegia en el béisbol moderno, eso provoca más abanicados y un aumento en el porciento de ponches, pero en Cuba un out por la vía del strike tirándole es satanizado, es visto como algo malo. Por eso el jugador trata de evitarlo, en detrimento de pegarle con fuerza a la pelota, que sí trae beneficios en el rendimiento ofensivo».
Sobre las deficiencias detectadas en las temporadas cubanas, considera que el principal problema de la ofensiva es la indisciplina en el home. «Más del 50 por ciento de las comparecencias terminan en tres o menos lanzamientos, a pesar de ser una serie de un alto número de bolas respecto al total de envíos. Pocos bateadores trabajan en conteo. Solo 16 por ciento de las comparecencias llegan a seis o más pitcheos».
Los estudios indican que la tendencia mundial es a la selectividad, está disminuyendo el número de swing por visita al cajón de bateo, pues mientras más cantidad de swing menos probabilidad de ligar una conexión fuerte. Sin embargo, en Cuba elogiamos a un hombre cuando da muchos fouls, decimos «está fajao, qué bien».
Sobre el pitcheo, Alfredo sugiere trabajar en el control. Está demostrado que más de 90 por ciento de los envíos dirigidos a la zona de strike terminan en strike o en out.
«Otro tema es cómo utilizar la zona de strike, el llamado comando. Nuestros lanzadores provocan muy pocos abanicados por las características de nuestros bateadores que van a buscar contacto rápidamente y, además, porque se vuelven muy predecibles. Utilizan mucho la recta de cuatro costuras, y casi todo lo que se lanza en el mundo se mueve, sobre todo, en los últimos 15 pies. Es necesario que sean envíos rápidos y se muevan para confundir a los bateadores, rectas cortadas, sinker, slider y el cambio».
A la defensa, los estudios más avanzados en la actualidad confirman la necesidad de contar con paracortos, camareros y jardineros centrales con un gran rango de cobertura para ayudar a hermetizar la defensa y, junto con el pitcheo, disminuir las probabilidades del contrario de anotar carreras. Recuerda Alfredo que en el béisbol se aseguran victorias optimizando la diferencia de carreras: anotar más y disminuirle las opciones al adversario.
El cátcher es otra posición estratégica. «Se buscan los que tengan gran capacidad de convertir bolas en strike, que sean hábiles para evitar los wild pitch y passed ball y que promedien tiempos buenos y estables desde que reciben la pelota hasta que la ponen en el guante del intermedista para capturar a los presuntos robadores de base. Esas son herramientas defensivas que privilegian a un buen receptor en el béisbol moderno.
«En los tiempos actuales también existe polémica en torno al line up. La sabermetría ha contribuido a optimizar la alineación, la tendencia es a priorizar a los bateadores de más alto OBP, o sea, los que tengan gran capacidad para embasarse, ya sea por hit o boletos, y los de mayor OPS (SlUG+OBP) se colocan en la parte central de la tanda».
De los equipos de la Serie Nacional, pondera el uso que hace el holguinero Noelvis González de la sabermetría. «Es el más avanzado, dispone de tecnología y conocimientos y se notan los resultados en el comportamiento de sus jugadores».
«¿Con el potencial disponible en Cuba, podremos tener mejor béisbol?», le pregunto. «En breve es difícil, pero hay talento y herramientas para desarrollarlo. Si se integra la sabermetría con los demás saberes y se genera un cambio cultural en nuestro béisbol, podremos mejorar los resultados a mediano y largo plazos».