Ayala es pura explosividad. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 26/01/2018 | 12:42 am
BAYAMO, Granma.— Si desde las gradas no le dicen nada, él está intranquilo. Se vira para el público y les recuerda: «¡Eh, aquí estoy yo!», porque el paracortos Alexander Ayala no está en juego sin el «aporte» de los aficionados.
«Yo disfruto eso; mientras más bulla haya en el estadio, mejor me siento. Soy un pelotero caliente, los mismos que me gritan cosas después van al banco, y nos hacemos fotos. Además, prefiero que se metan conmigo y no con otros jugadores que se desconcentran más rápido». Es como si atrajera hacia sí al público; le piden que tire un pasillo y baila, vive un romance constante durante los nueve innings con la afición.
Cuando Pablo Civil le propuso jugar con Las Tunas, Ayala no vaciló en responderle: «Si me pide de refuerzo cuente conmigo, quisiera ser campeón con Los Leñadores». Habló con tanta convicción que Pablo le mandó a tomar rápido las medidas para el traje rojiverde.
«En este equipo me he sentido muy bien, tengo buenos amigos en Las Tunas y somos vecinos. Hay espíritu de victoria, de no darse por perdido nunca, y esa es mi forma de jugar», explica en exclusiva con JR.
Aunque la final es contra el campeón nacional, Ayala dice que disfruta todas las victorias por igual y comenta que frente a Industriales el reto fue grande, pues Las Tunas nunca había estado en esta instancia de la postemporada. Recuerda aquel Latino abarrotado, donde no veía dónde sentar una aguja en las gradas.
«Logramos superar esa sensación y retornamos el play off a nuestro estadio. Ganamos el sexto partido, pese a la presión de un juego de tanta relevancia, y ahí el equipo se soltó; nos crecimos, confiamos mucho más en nosotros mismos.
«Frente a Granma también hay rivalidad, aunque seamos ambos de la región oriental. También vamos a jugar seis o siete partidos, y no podemos descuidarnos porque cuentan con bateadores muy fuertes, que de un swing ponen la pelota al otro lado de las cercas».
A Ayala se le nota inquieto cuando está en el cajón de bateo, le va con mucha rapidez a los lanzamientos. Admite que eso se debe a su temperamento, él tiene un estilo agresivo de jugar pelota, pero advierte que en los play off es más selectivo, un poquito más paciente.
La Liga Can-Am le permitió probarse en un béisbol superior y batear pitcheos que en Cuba no son frecuentes y a velocidades superiores a la media de nuestro país. «Es otra pelota, otra cultura y logré buenos resultados allí», argumenta con gran fluidez en el diálogo.
Por último, hablamos del equipo de Camagüey. Si esta temporada la revelación fue Las Tunas, en el próximo campeonato les toca a los Toros de la llanura, lo provoco. «En mi provincia hay un trabajo serio para rescatar el béisbol, pero no basta con pitchers jóvenes y talentosos; se necesita mejorar en los demás aspectos de juego, lograr el trabajo de equipo y aprender a hacer carreras para después defenderlas.
«Pero eso será en la Serie que viene, porque lo mío ahora es ganar con Las Tunas. Su público se merece un campeonato, y yo también, para disfrutarlo juntos», y se va a coger roletazos en el campo corto y a fildear las ocurrencias de los aficionados que ven el entrenamiento desde el graderío.