Matanzas y Pinar del Río reinician hoy la segunda etapa. Autor: Marcelino Vázquez Publicado: 21/09/2017 | 06:24 pm
Poco después de que el sol de hoy alcance su zenit en nuestra geografía, un hombre de camisa negra gritará ¡play ball! y el béisbol volverá a ser tema obligado para muchos cubanos después de las celebraciones por el nuevo año que forzaron la segunda interrupción —y desafortunadamente no la última— de la actual temporada.
Hasta que vuelva a detenerse el engranaje del torneo, previo a la partida del elenco de Ciego de Ávila hacia Santo Domingo para defender el reinado cubano en el Caribe, cada equipo encarará 15 desafíos. Y puedo apostar, sin temor a los riesgos, que cada uno de los estrategas tuvo entre sus deseos retomar la recta final, si no en la cima de la tabla de posiciones, al menos lo más cercano posible a ella.
Por lo visto en lo que va del segundo tramo de la contienda, la lucha por al acceso a la postemporada será encarnizada hasta el último momento. Todo parecía indicar que los monarcas avileños podían asegurar su ticket con cierta holgura, pero su slump colectivo —traducido en merma ofensiva (de .293 a .264), inconsistencia monticular (de 3.02 a 4.63) y pésima defensa (de .979 a .960)— los ha puesto en medio de una peligrosa emboscada.
Desde el otro extremo parten en este nuevo año los Cocodrilos matanceros, quienes después de sobrevivir con lo justo al primer corte, vienen desarrollando un envidiable desempeño. Los yumurinos han salido airosos en nueve de sus 12 presentaciones en la actual fase, mejoraron su ataque de .287 a .306, mientras sus lanzadores vienen siendo los menos bateados (.242), a la vez que muestran el menor promedio de carreras limpias permitidas (3.53) en el segmento.
Estas señales, extrapoladas a lo sucedido en campañas anteriores bajo la misma estructura, parecen alentadoras para la tropa dirigida por Víctor Mesa, y no tanto para las huestes de Roger Machado. Desde que se adoptó el vigente esquema, ningún equipo que lideró la etapa clasificatoria pudo luego ceñirse la corona, mérito que correspondió a equipos que se ubicaron por detrás del quinto escaño después de los primeros 45 juegos.
Y ya que estamos en plan comparaciones, les propongo un vistazo al grupo de tablas confeccionadas por nuestro inquieto estadístico Benigno Daquinta, en las que se compilan numeritos interesantes. Aclaro que no soy muy amigo de establecer correlaciones de año a año porque en los más recientes el panorama de nuestro béisbol ha cambiado aceleradamente. Pero tal vez los paralelismos entre estos datos sirvan para ilustrar un poco hacia dónde se ha desplazado el nivel de la pelota que «hacemos» en casa.
Por ejemplo, la cifra de cuadrangulares conectados se ha disparado notablemente en el primer tramo de esta serie con respecto a similar período de sus tres antecesoras, aun cuando son cada día más escasos los sluggers natos. Esto nos habla a las claras de la calidad que reúne el gremio monticular, del que se han descolgado durante el último año varias decenas de prometedoras figuras y al menos cinco con un puesto casi fijo en la selección nacional.
Es apenas un ejemplo de la empinada cuesta que debemos comenzar a subir, y ojalá el 2016 pueda ser el punto de partida. De momento, esperemos que las nuevas subseries mantengan al menos el suspenso, pues las novenas de Matanzas y Pinar del Río (1:15 p.m.), dos que tienen a un disparo el liderazgo avileño, cruzarán armas en tierra de cocodrilos. Los Tigres, en cambio, intentarán mantener distancia durante su visita nocturna a los Alazanes granmenses, mientras que Holguín y Las Tunas protagonizarán en el mismo horario un duelo de vecinos en la Ciudad de los Parques.
Completa el programa el arribo de Industriales al puerto de los Piratas pineros para tratar de saquearlos bajos la luz del sol.