La matancera Lisandra Guerra (derecha) fue una de las bujías impulsoras del ciclismo cubano en Veracruz. Autor: Otmaro Rodríguez Publicado: 21/09/2017 | 05:58 pm
Las representantes del ciclismo cubano en los Juegos Panamericanos de Toronto no serán muchas. Solo seis, pero deben aportar varias medallas. Por lo menos, dos preseas de oro. Quizá tres.
De Lisandra Guerra no hay mucho que hablar. De solo mencionar su nombre, a no pocas adversarias se les aflojan los pedales antes de empezar la competencia.
Lleva unos meses entrenando en Europa y a la vez participando en el circuito Grand Prix de Alemania, donde suelen inscribirse las pedalistas más veloces del mundo.
Lisandra será nuestra competidora en las pruebas de keirin y velocidad individual y por equipos, en esta última junto a otra que debe aportar con creces al medallero, Marlies Mejías.
Ella es otra atleta que debe adornar su cuello con alguna presea (quién sabe si con dos, o más). En la especialidad del ómnium sale en el selecto grupo de favoritas. Ella se yergue sobre su estilizado cuerpo, que pudiera parecer demasiado delgado para un concurso tan exigente como ese, que comprende seis pruebas en dos días consecutivos.
Con Lisandra, Marlies pudiera acariciar un puesto en el podio en la velocidad por equipos, pero esa será una competencia difícil. La otra posibilidad que tiene de lograr una medalla es en la ruta. Pareciera algo de otra galaxia: correr en la pista y después, casi sin descanso, lanzarse en la carretera, y ganar. Ella lo ha hecho.
Si en Lisandra y Marlies se cifran las mayores opciones de preseas áureas, no se puede descartar a la cuarteta de persecución por equipos (aún falta por definir una de las corredoras), ni a Arlenis Sierra, quien tiene potencialidades para revalidar la corona alcanzada en la ruta en Guadalajara hace cuatro años.
Salvo Lisandra, las integrantes de la selección nacional se encuentran desde el pasado día 11 en Aguascalientes, México, realizando una base de entrenamiento, según informó recientemente a la prensa Héctor Ruiz, comisionado nacional de ciclismo.
«El propósito —explicó el funcionario— es que todas las atletas regresen de Toronto con medallas». Un vaticinio ambicioso, pero posible.