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¡Cómo han pasado los años!, pensaba mientras veía la foto aparecida en la revista Bohemia, en la cual se observaba a los integrantes de los equipos de voleibol femenino y béisbol, descendiendo del avión, encabezados por Mercedes Pomares y Braudilio Vinent.
Ninguno de los dos venía con las manos vacías como ha sucedido en los últimos años. Traían los trofeos logrados en los campeonatos mundiales de sus respectivas disciplinas, coincidentemente el mismo día: 6 de septiembre de 1978, por lo que este viernes se cumplen 35 años de este hecho inédito en nuestro deporte.
Ese día, en la extinta Unión Soviética, nuestras muchachas vencían en tres sets a las Niñas Magas del Oriente (Japón) para obtener la primera de sus tres coronas en justas del orbe.
Mientras, en Italia, la selección de béisbol, con una soberbia actuación de Braudilio Vinent y una desbordada ofensiva liderada por Antonio Muñoz, con dos bambinazos, noqueó a Corea del Sur, 11 carreras por cero y se apoderaba por décimo quinta ocasión del cetro planetario.
Para arribar a la disputa de la medalla de oro en el voleibol femenino, las criollas batieron, entre otros colectivos, a Estados Unidos, Checoslovaquia, República Democrática Alemana y Japón (se enfrentaron un par de veces), todos por la misma vía: 3 sets a cero.
En semifinales, doblegaron al poderoso conjunto anfitrión, ante el cual cayeron en el primer parcial 12-15, pero a partir del segundo tiempo las chicas de Eugenio George se presentaron con características diferentes al inicio del juego, pues combinaron la fortaleza del ataque con precisas jugadas de engaño sobre el bloqueo que desconcertaron a sus rivales. Así lograron recuperarse y ganar los tres sets siguientes: 16-14, 15-10 y 15-12.
Aquel fue el mundial de Mercedes Mamita Pérez, a quien muchos expertos la situaron como la principal figura del certamen. También brillaron Mercedes Pomares. Nelly Barnet, Lucila Urgellés, Imilsis Téllez y Ana María García, éstas dos últimas en rol de pasadoras.
Fue esa la sexteta regular de un equipo en el cual estuvieron también Erenia Díaz, Ana Ibis Díaz, Maura Alfonso, Sirenia Martínez, Mavis Guilarte y Libertad González.
Para no ser menos que sus compañeras del «voli», la selección de pelota igualmente finalizó invicta en diez presentaciones. El Gran Braudilio se hizo cargo de los dos partidos más reñidos, el de Japón, que concluyó 3-2 y el de Estados Unidos, 5-3. Este elenco tenía en sus filas a Terry Francona y Tim Wallach, como tercero y cuarto bate.
Este mundial, resultó el de la consagración definitiva de Antonio Muñoz internacionalmente. Con su poderoso bateo el Gigante del Escambray le arrebató la custodia del primer cojín a Agustín Marquetti y terminó convertido en el jugador más valioso de la lid con un alto promedio de 406 y el liderato en los casilleros de jonrones (8) e impulsadas (18). Y aunque Muñoz y Vinent fueron los principales puntales de aquel plantel, hay que apuntar que este era un conjunto sin fisuras con Pedro Medina y Albertico Martínez como receptores. Con los mencionados Muñoz y Marquetti estuvieron en la plantilla de jugadores de cuadro Pedro Jova, Rey Vicente Anglada, Alfonso Urquiola, Rodolfo Puente y Pedro José Rodríguez.
De la defensa de los jardines se encargaron Armando Capiró, Luis Giraldo Casanova y los hermanos Fernando y Wilfredo Sánchez. Además del Meteoro de la Maya, conformaban el cuerpo de pitcheo, Omar Carrero, Lázaro Santana y un cuarteto de pinareños: Rogelio García, Julio Romero, Juan Carlos Oliva y el zurdo Félix Pino.
¡Qué nóminas aquellas del voleibol femenino y el béisbol! Era como para meterle miedo al susto. No por gusto nos regalaron una página inédita e inigualable aún, el miércoles 6 de septiembre de 1978.
