Contra viento y marea, Pinar hizo caso omiso a las adversidades que permitieron un repunte espirituano y logró vencer en el séptimo juego de la semifinal occidental, con lo cual ganó el derecho a disputar con Santiago de Cuba el título de campeón de la XLVII Serie Nacional. La finalísima comenzará pasado mañana miércoles en el Guillermón Moncada, a partir de las 8:00 p.m.
Nunca como ayer se pusieron de manifiesto las irregularidades de nuestros terrenos de béisbol. En el noveno, con los Mediasverdes arriba en el pizarrón por dos carreras, Yasiel Santoya soltó un roletazo cuyo bounce burló al antesalista Donal Duarte y ganó categoría de tubey. Minutos después, con hombres en primera y segunda, dos outs, marcador 6-5, la conexión de Yulieski chocó con otra piedrecita, le pasó por encima a un jugador de buena estatura como el camarero Rafael Valdés y se internó de jit en el bosque derecho, empatando el pizarrón.
Es indudable que el estado de la gran mayoría de nuestros diamantes de béisbol no se corresponde con el alto nivel de nuestro béisbol. El jit de Yulieski fue el detonante de algo muy desagradable, una cámara húngara orquestada por los perjudicados, los jugadores pinareños. Afortunadamente, al final primó la cordura y los peloteros de ambas escuadras se saludaron.
Durante los dos primeros tercios del disputado desafío, el mundialista Vladimir Baños mantuvo en un puño a la fuerte artillería de los Gallos, admitiendo un solitario indiscutible —doble impulsador de Yulieski al central—, mientras cuatro de sus compañeros le botaban la Mizuno 150 al derecho Ángel Peña: Tomás Valido, Rafael Valdés, Norlys Concepción y el zurdo Jorge Padrón.
Pero los dueños de casa reaccionaron vigorosamente y primero Cepeda, pegando cuadrangular sobre el envío 75 de Baños, y luego Yulieski con su primer bambinazo del play off (bateó de 5-3, con dos tubeyes y 4 impulsadas), acercaron al equipo de Juan Castro (expulsado el sábado por protestar) a dos del empate.
En el décimo llegó la decisión, cuando Yulieski —colocado en el campo corto después de varios cambios en búsqueda de ofensiva—, cometió error en tiro a primera luego de recibir la pelota de manos del camarero Adonis Zamora, tras aceptar el roletazo de Luis Enrique Gavilán.
Los tres últimos outs del partido fueron a la cuenta del zurdo Armando Martínez, cuya recta de 90 millas dejó con la carabina al hombro a Liván Monteagudo y Robersy Ramos. Con las bases llenas por jit de Cepeda y dos boletos, Zamora forzó de torpedero a segunda y los ganadores dieron rienda suelta a la alegría.
Pinar fue un equipo que llegó con dos derrotas al San Luis (la segunda de ellas muy controvertida) y retornó al Huelga con la espalda contra la pared, obligado a ganar dos veces. Y lo consiguió.