Las habilidades hay que adquirirlas desde la base. Foto: Daniel Anaya La distancia que separa hoy al baloncesto masculino cubano del puertorriqueño volvió a ponerse de manifiesto cuando todos los equipos boricuas vencieron a los locales en el tradicional tope infantil entre ambos países, que este año volvió a celebrarse en la polivalente capitalina Ramón Fonst.
Convocado esta vez para las edades de 11, 12 y 14 años entre los varones y 12 entre las hembras, este décimo tercer encuentro cubano-puertorriqueño volvió a demostrar que las habilidades en un deporte tan dinámico y creativo como el baloncesto hay que aprenderlas desde la base.
Ese es, en mi opinión, uno de los principales desafíos de este deporte —y de tantos otros— hoy en nuestro país. Si no funcionan las cosas abajo, si los muchachos no pueden jugar y ejercitarse como debieran, entonces es muy difícil obtener resultados en las categorías superiores. El voleibol, por sus características, quizá pueda desarrollarse en un «laboratorio», pero el baloncesto no.
Hasta en el sexo femenino, donde Cuba siempre ha derrotado a las selecciones nacionales de Puerto Rico, las visitantes mostraron esta vez una notable superioridad, al punto de ganar por 67-31 el juego final.
Cierto es que el verdadero éxito de estos topes no se mide por el resultado final, pero es importante mirarse por dentro, sobre todo cuando perdemos. La autocrítica ayuda siempre más que la crítica.
TIGRES BAILAN LA CONGAY en la Liga Superior masculina, este sábado los «tigres» agramontinos vencieron a Santiago de Cuba 83-80 y consolaron a su afición.
Así, los camagüeyanos emparejaron sus números (2-2), en tanto los santiagueros acumulan un éxito y tres fracasos al igual que los guantanameros, quienes por fin hicieron la cruz y de paso le rompieron el invicto a Matanzas 87-80.
Al cierre, Capitalinos (3-1) se desquitó 79-78 de Ciego de Ávila (2-2) en la sala Cardín. Mañana, en nuevas subseries, Matanzas recibirá a Camagüey, Ciego a Guantánamo y Capitalinos a Santiago.