Lubna Baque, una británica que pesaba 110 kilogramos, se sometió a régimen para perder 45 de ellos y poder jugar con su hijo. A su pequeño le gustaba jugar en el parque, pero ella, acomplejada, odiaba salir. Cambió la dieta y comenzó a hacer ejercicios. «Cuando tienes hijos necesitas ser capaz de comerte el mundo», ha dicho Lubna. Pero mejor que no lo haga, porque volvería a engordar.