Un encuentro agradable y memorable resultó la presentación de libro de Gertrudis Labaceno Sánchez. Autor: Reinaldo Cedeño Pineda Publicado: 17/09/2024 | 07:32 pm
En la isla diminuta de Cayo Granma (El Cayo), en esa isla gigante del cariño que el destino ubicó justamente en la bahía santiaguera, nos recibieron instructores y promotores de la Casa de Cultura Aurora Ochoa Romaguera, homenaje eterno a una maestra bajo cuyo nombre nos cobijamos.
Los especialistas de la Casa, los pobladores y los pioneros fueron el público de la presentación del último libro de la poeta del chocolate, Gertrudis Labaceno Sánchez: De Baracoa al mar. No imagino ningún mejor escenario. A su primer libro, Larga muy larga la noche (Editorial Verde Olivo), sigue el poemario Un hálito de piedra (Editorial Laia) en Argentina. Uno abre el pecho a quien lo abre a uno.
«Cuando nací me creyeron normal/ y estoy locamente enamorada/ del pájaro de alas de bronce /que vuela en mi regazo/ y no tengo miedo a morir (…) porque mis leyendas van en la travesía del viento».
Como solo él sabe, Kenys Lindsay Reyes, el gigante de las tablas, mostró su comunicación excepcional con los niños. En videos, en directo. Ocasión para agradecer a Gertrudis, autora del tema Chocolatín, que le ha rebautizado, que le ha lanzado, que le ha puesto a bailar para el mundo.
Tras los poemas y las preguntas, tras las trovadas del pinareño José Antonio Igarza, se arracimaron los pioneros sobre Gertrudis. Un abrazo de energía pura. Lloraba la poeta, lloraba el periodista. Son de esas cosas como para detener un instante este mundo guerrerista, y reiniciarlo.
¿Y María Luisa Soria Montero? Por supuesto que Chuchi (como todos la conocen) está aquí. Licenciada en Comunicación Social, promotora cultural, líder hace 20 años del proyecto Sueños y Fantasías, apuesta por la preservación de estas costas, convierte en arte cada objeto aparentemente desechable, inservible. Ella agradece a todos los que le siguen desde aquí, a todos los que le apoyan desde allá, como el suizo Mark Custer y la ONG Camaquito.
Chuchi es la alegría
Por el amor y el sabor nos lleva con su «arroz a la ametralladora», es decir, un arroz con productos del mar, con esto y con lo otro. Subimos por calles empedradas a casa de Israel Almarales, Cutico, voz del grupo Son de Bahía. Son 80 años ya. Van las canciones, por encima de la garra de la poliomielitis, de cualquier lejanía. Canta Sindo, suena Matamoros y hasta Osvaldo Farrés, ahora que el bolero y sus prácticas son patrimonio universal.
Y luego, sin querer, la despedida. Un adiós es solo la promesa de volver. Cruzo la bahía hasta La Socapa, al otro lado. Subir a la lancha que surca estos sitios marineros, es un pasaje a la naturaleza. No hay poema más hermoso que la naturaleza. Corro al mar con mis amigos. Y soy feliz.