El absurdo total fue lo que ocurrió cuando dos mujeres, al parecer drogadas, se robaron un carro en Oslo, la capital noruega y se lo llevaron hasta Gothenburg, Suecia. Las ladronas ni cuenta se dieron de que en el asiento trasero iba durmiendo una buena borrachera el dueño del vehículo, quien al despertar y darse cuenta dónde se encontraba acudió a la policía. Las rateras —que tenían otros bienes robados en el carro— fueron detenidas y la policía retornó al «suertudo borrachín» hasta la frontera, tras asegurarse que estaba apto para conducir.