Desmond Hatchett, un estadounidense de 33 años, reclama desesperado ayuda al estado de Tennessee para mantener a sus hijos… y son 30, por ahora, con 11 mujeres distintas. El menor, un bebé, y el mayor de 14 años dicen que emprendió bien joven la empresa reproductiva que lo ha hecho rico en afectos filiales, pero le tiene el bolsillo desgastado: vive con un salario mínimo del que le descuentan ya el 50 por ciento. Pide un «parón» al pago de pensiones, pero nada dice de parar su descendencia, aunque lo prometió en 2009 cuando solo tenía 21 vástagos; en los tres últimos años añadió nueve retoños y de todos puede decir nombres, edades y fechas de nacimiento. Es un padre amante, sin duda.