En Estados Unidos, la tecnología sacó de un gran apuro a una joven pareja que ya frente al juez pensó que no podría casarse, pues la madrina de la boda no había llegado. A pesar de que Renne, la mejor amiga de los novios, se encontraba a 2 000 kilómetros, no se perdió la ceremonia. A través de un iPad sostenido por un amigo que sí estaba en el lugar, y de su webcam, la dama de honor no solo presenció el festejo, sino que formó parte de él. ¡Y hasta participó en las fotos!