Cuando era pequeña, Isabel Aires se dormía mientras su papá le hacía suaves cosquillas. Ese grato recuerdo la impulsó a crear su propio establecimiento de terapia para aliviar el estrés de la vida moderna. Y aunque muchos no asocian el hormigueo con la relajación, los especialistas de CosquilleArte —como se llama el centro de la joven española— utilizan técnicas que logran profundos estados de tranquilidad. En vez de agitar los dedos en las axilas o en las plantas de los pies, los terapeutas utilizan hasta suaves plumas y ajustan la presión… según la sensibilidad del cliente.