Una perra chihuahua recibió una mansión de ¡ocho millones de dólares! y fondos por tres millones (no pongo signos de admiración, porque seguramente el lector no ha acabado de digerir la primera cifra) como herencia de su dueña, una ricachona de Miami.
La perra contaba con la asistencia permanente de varias criadas, guardaespaldas y un entrenador personal, que recibieron 27 millones de dólares y el derecho de quedarse en la mansión mientras cuiden de los animales hasta que mueran. Con esos dineros, ¡hay huesos para todos!