A cualquiera se le «pegan» las sábanas, mas no como le ocurrió a un niño mexicano de 10 años que se encoló literalmente a su cama para no asistir a la escuela. En su afán por gozar de un día de asueto, el menor, adhirió su mano derecha a la cabecera metálica de su cama con un pegamento extra fuerte. Al percatarse, su madre intentó despegarlo sin éxito y pidió ayuda a vecinos, que tampoco lo consiguieron. Solo los paramédicos, utilizando un disolvente especial, solucionaron la «pegajosa» situación. Al final, se salió con la suya, pero en el futuro puede que duerma ¡amarrado! Museo del vago
Para los más ociosos, disfrutar de la holgazanería ya no será problema, al menos en Colombia, donde el Museo de Bogotá inauguró una exposición sobre la pereza y sus impactos en la vida social de las personas. Para crear la singular muestra, en la que los espectadores pueden «gozar» activamente de los placeres más mundanos, sus responsables colmaron una de las salas con sofás, televisores, hamacas y camas, todo para incitar «reposar» y «olvidarse del trabajo». Intentan provocar la reflexión sobre la desidia y su extremo opuesto, el trabajo excesivo, a fin de encontrar un equilibrio saludable.
Adiós, maquinitaTras funcionar ininterrumpidamente durante 47 años, una computadora IBM 650, fue «despedida» con todos los honores en la Universidad de Manitoba, en Canadá. Betelgeuse —que así se apodaba el ordenador— fue desconectado de internet para ser llevado después a su tumba, donde un grupo de usuarios le dedicó un último adiós. A lo largo de los años y gracias a varias actualizaciones, la máquina prosiguió brindando servicios de almacenaje de bases de datos, el sistema de nóminas y otros programas de finanzas. Hay cacharros, digo máquinas, que se hacen querer.