¿Sin estrellas? Nada de lujo, ni de confort. En el mundo existen hoteles «sin estrellas», exclusivos para gente... rara. Muy rara. Así, para los amantes de la aviación el hospedaje ideal sería un hotel ubicado en la ciudad de Otorohanga, en Nueva Zelanda, que cuenta con dos «cómodas» suites: una en la cola del avión y otra en la cabina del piloto. Mas si se busca estar cerca del mar, qué mejor que un hotel «balsa salvavidas» en Holanda, o mejor, un chalet flotante en Suecia. Y si gusta del frío por qué no alojarse en un «acogedor» iglú. Para todos los gustos hay colores... Arrurrú, mi niño
Digno de una comedia de humor negro, un mexicano denunció que un ladrón penetró en su casa mientras dormía, y que al ver que lo había despertado con sus forcejeos comenzó a cantarle una canción de cuna. «Me quise levantar y escuché que me hacían “sht, sht, sht”, y de repente me cantaban “arurrú, mi niño”», declaró Germán Jiménez, quien al ver al malandrín esculcando en sus gavetas lo encaró a gritos. Pero no salió bien del lance, pues el pillo lo golpeó en la cabeza y luego escapó por una ventana con un botín de 28 000 pesos (unos 1 750 euros), dos tarjetas de crédito y un teléfono celular. ¡Así no hay quien duerma!
Ladrones de playaAhora la ves, ahora ya no. Es lo que sucedió en Hungría. Cabañas de madera, timbiriches, sombrillas y decenas de toneladas de arena fueron hurtadas de una playa artificial, en el poblado de Mindzentas. Menuda sorpresa se llevaron los administradores del complejo turístico cuando descubrieron que la playa que habían creado, ya no estaba. Más allá de las sombrillas, las tiendas y las chozas, los ladrones se llevaron 6 000 metros cúbicos de arena. ¡A veranear al Polo Norte!