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Gracias CPH, ¡y que siga la fiesta!

El Centro Promotor del Humor cumple 25 años

Autor:

JAPE

SÍ, aparezco entre los fundadores del Centro Promotor del Humor, ¡y a mucha honra! Lo digo porque algunos podrían ponerse a sacar cuenta de los años… y no es esa cuenta lo que cuenta. Cinco lustros no es nada comparado con la historia que esta institución nos ha permitido vivir. Pertenecía al grupo Nos y otros cuando, a principios de los 90, se logró que se hiciera oficial la existencia del Centro Promotor del Humor (CPH) como institución rectora de lo mejor del humor cubano. Única experiencia de este tipo en la región americana —un poco de chovinismo no viene mal.

Un año antes, Orlando Cruzata había dicho, en una importante reunión de la AHS, la palabra Aquelarre, y se convirtió en el gran Festival de los humoristas. O sea, ya teníamos Centro, evento, detractores —que nunca faltan—, pero también muchos amigos, a todos los niveles, que eso también es importante.

Así comenzó el largo bregar. No perderé tiempo y espacio en repetir nombres que desde entonces han estado vinculados con esta gesta. A la mayoría, ustedes los conocen, y a los que no, el tiempo y los historiadores se encargarán de ponerlos en su lugar. Solo haré mención de unos colegas que para mí han sido el principal motivo por el cual aún haya Centro y humoristas: Osvaldo Doimeadiós, Iván Camejo y Kike Quiñones. Humoristas los tres, ellos han sido los directores que, a lo largo de este cuarto de siglo, y a su manera —al estilo de la vieja canción—, han mantenido a flote y con buen rumbo esta embarcación llena de magníficos pero complicados tripulantes. Hemos tenidos lindos días de sol, pero también fuertes marejadas en un mar donde cada palabra se convierte en sospecha y algunas en inimaginable insulto. 

Por aquella lejana fecha otra estrella alumbró mi camino: entré a formar parte del suplemento humorístico dedeté. Yo, Juan sin nada no más ayer, pasé a formar parte de dos de los más grandes proyectos de humor que existían en la Isla. Y digo Juan, porque ni siquiera era Jape. No trataré de explicar qué se siente porque, tal como expresara Les Luthiers: «Es algo difícil de explicar con palabras», ¡y no lo voy a intentar!

Guardo como innegables pruebas, miles de fotos, cientos de videos, varios libros, varios documentales, algunos reconocimientos y el enorme honor y placer de haber compartido, como si fuéramos familia, con inolvidables nombres de la cultura cubana como Armando Suárez del Villar, Carlos Ruiz de la Tejera, Natalia Herrera, Héctor Zumbado, Alberto Luberta, Enrique Núñez Rodríguez… y hasta hace apenas unos meses con el amigo Octavio Rodríguez (Churrisco). De los que aún se encuentran entre nosotros, no mencionaré a nadie para no omitir nombres ni crear malos augurios, pero puedo asegurar que son muchos, empezando por… no, no, no, mejor no menciono a nadie, por si acaso.

Veinticinco años después de esta peleada y feliz arrancada, el Centro Promotor del Humor entrega, de manos de su actual director, un reconocimiento a dedeté por ser su leal colaborador, su voluntario confidente, su inseparable amigo… durante todo este tiempo de enconada lucha y buen humor. Y aunque en la foto no se nota lo emocionados que estábamos —Adán es de carácter muy fuerte, según sus amigos del círculo de interés de Corte y Costura, en el Pedagógico—, consideramos que este ha sido un extraordinario regalo para nuestro colectivo en su año 50.

Acerca de todo lo bueno que sobre dedeté distinguió el Centro Promotor del Humor, solo podemos asegurar una cosa: no puede ser de otra manera. Si no es a favor del Centro: ¡no nos entendemos! ¡Felicidades colegas!

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