Los niños del proyecto Arcoíris se entregaron en cuerpo y alma. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:58 pm
Por estos días la zona oriental de Cuba vive una nueva edición del Taller regional de intercambio de experiencias, convocado a partir del tema: Las experiencias comunitarias y su contribución al proceso de actualización al modelo económico y social de la nación.
El Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa-Comunitaria (Cieric), la Oficina de Cultura Comunitaria de la Uneac y el Consejo Nacional de Casas de Cultura (CNCC), se juntan una vez más para reconocer a gestores de proyectos, promotores, artistas, instructores de arte, y otras personas interesadas en promover procesos de transformación social donde la cultura y la comunidad son el centro de las propuestas.
El jurado está integrado por siete miembros: instructores de arte, especialistas de la organización, profesores universitarios, miembros de la Uneac, y de proyectos que han sido ganadores en ocasiones anteriores.
Esta visita, realizada entre el 29 de mayo y el 4 de junio, permitió constatar qué identifica a cada uno, quiénes son sus protagonistas, dónde radican y sobre qué comunidad inciden. Los resultados del concurso se darán a conocer en Bayamo del 8 al 10 de este mes.
Quiero contar en este momento lo que vivimos en Maisí.
A corazón apretado
Maisí nos apretó el corazón. Todos queríamos ver qué había sucedido con el paso de Matthew. Chafarinas, el lugar adonde íbamos y en el que radica el proyecto Arcoíris, había sido uno de los más afectados.
En una parada nos detuvieron dos padres. Había un cartel que daba la bienvenida. Nuestros hijos llevan tres o cuatro días sin dormir, aseguró uno de ellos. Y volvimos con ellos al camino. Esto es zona de campo, y todos somos familia, dijo el otro.
En la escuela primaria, que fue centro de evacuación, nos recibieron. Los niños del proyecto Arcoíris estaban listos para entregarse en cuerpo y alma en el escenario.
Comenzó el espectáculo, los pequeños representaron los momentos vividos antes, durante y después de Matthew. Los que pudimos aguantamos las lágrimas, pero no era una representación de tristeza, era una representación para hablar de voluntad y valor ante la vida. Había un parlamento que no consigo apartar de mi mente: Yo saqué mi bandera y me subí en lo quedaba de techo, y grité: ¡Viva Cuba!
Nos hablaron de su gente, de su baile la puntillita. Nos hicieron bailar y disfrutarlos. Conocimos la agrupación Tierra Caliente. Allí en Maisí se da cuenta uno del valor de los instructores de arte de la Brigada José Martí, instructores de arte contra viento y marea. Eran ellos, jóvenes, los que llevaban adelante aquellos sueños con el apoyo de padres, maestros y muchos más, muchos que antes habían formado también parte de Arcoíris. Ya había diferentes generaciones.
Supimos que Elisandry Durán, instructor de música y parte del proyecto, presidente municipal de la Brigada, es el primer delegado directo de Guantánamo al 29no. Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, a desarrollarse en Rusia.
En Arcoíris se habían formado maestros, médicos y hasta había representantes en el Circo Nacional de Cuba. Ahora este proyecto llegaba hasta casa de abuelos, hospitales, e incluso tenían un Arcoíris terapéutico.
El presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular estuvo allí. Comentó sobre el trabajo gubernamental para hacer y construir mejor ese pueblo.
El ciclón dejó muchas secuelas, pero hay que seguir trabajando, dijo Arlety Griñán Sánchez, coordinadora del proyecto. No tenemos polimitas porque Matthew nos las llevó. Pero las recuperaremos. Este no es un proyecto solo para bailar, también es para sembrar, para cuidar la naturaleza.
Y hubo un momento de entrevista. Dos niñas preguntaban para escribir el guion del programa de radio Arcoíris en la emisora municipal La voz del sol, que se transmite los domingos a la una y treinta de la tarde.
A pesar de los destrozos aún visibles se quedaba en nosotros la alegría de los niños, las nuevas casas tricolores impulsadas por el Gobierno venezolano; las ganas de renacer, y un paisaje que volvía a pintarse de verde.
Existe un trabajo por la comunidad, la cultura, hay un Arcoíris permanente en la tierra más oriental de Cuba, en la punta por donde primero sale el sol.