Proyecciones de filmes en las comunidades camagüeyanas durante El Almacén Autor: Keiter Castillo Santana /AHS Publicado: 21/09/2017 | 06:41 pm
Camagüey.— La edición 26 de la Muestra Audiovisual El Almacén de la Imagen se reafirmó como asidero para el encuentro de los jóvenes realizadores, y como espacio ineludible para las estrategias de intención con el arte más influyente hoy en el contexto mundial.
Como esta manifestación gana terreno en la familia cubana, al trabajo comunitario fue dedicada especialmente, junto a los 30 años de la Asociación Hermanos Saíz, garante ineludible del reconocido evento nacional. Por eso, lo más impactante sucedió en las localidades de San Jerónimo, del municipio de Florida, y San Serapio, de Camagüey. Allá fue el director Jonal Cosculluela con su película Esteban, para estrenarse con ese tipo de público.
Rosaida Rodríguez Salazar sí conoce bien a los espectadores de localidades intrincadas, debido a sus 12 años en Televisión Serrana: «Ayuda mucho ir a los barrios, porque el cine está cada vez más distante en todos los sentidos. Es nuestra manera de transmitir en la Sierra Maestra. No deja de emocionarme porque te esperan y te reciben con la alegría de los niños; además descubres talentos y buenas historias. Siempre habrá cosas que contar».
En El Almacén… socializaron las experiencias de Cine andante, de Guantánamo; de Televisión Serrana, de Granma; y los proyectos camagüeyanos Cine en los Barrios y Movimiento Audiovisual en Nuevitas (MAN). También tuvo lugar un taller de animación con Adrián López Morín, de los Estudios Anima de Holguín, a partir del creciente interés por el uso de esas técnicas de registro visual.
Otro momento relevante resultó la habilitación de una wifi local en el Paseo Temático de los Cines, para el acceso público al conocimiento, disponible en la plataforma interactiva del proyecto El Callejón de los Milagros, que insiste en la recepción creativa desde las nuevas tecnologías. También el 27 de octubre, Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, ocurrió la cibertertulia con Roberto Smith, presidente del Icaic, quien elogió la iniciativa del crítico Juan Antonio García Borrero, por la sintonía con el Programa de Fomento de la Cultura Audiovisual y las posibilidades que el universo digital ofrece al cine y a la humanidad.
Diálogo a todas luces
Teatro, artes plásticas y música emanaron de las áreas de la Casa del Joven Creador, donde proyectaron las obras en concurso. En la edición compitieron 99 audiovisuales por el Gran Premio Luces de la Ciudad, que se agenció el documental Héroe de culto, del habanero Ernesto Sánchez Ramírez, sobresaliente en música original y edición, y acreedor del taller en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV).
La EICTV participa y premia desde las primeras ediciones de El Almacén..., y sigue de referente por la hechura de cuanto proponen sus alumnos que en esta ocasión representaban a Bolivia, Francia, Argelia, Dinamarca, Brasil, Venezuela, El Salvador y España.
«Nos ha dado trabajo decidir. Se presentaron muchos audiovisuales, con buena factura. Me ha interesado la variedad temática y de estilos. Reconforta porque lo está haciendo mucha gente joven, una de las cosas importantes para la salud del cine cubano», aseguró Jonal Cosculluela, presidente del jurado central.
La exhibición abrió con el clip Con un poco de amor, de Yadniel Padrón, luego galardonado como mejor obra promocional; y con cortos de ficción hechos con financiamiento del Icaic: La costurera, de Rosa María Rodríguez; Conmigo, de Diana Moreno y Elizabeth Alonso; Fionia, de Miguel Arturo Sarduy, este año mejor banda sonora, dirección de arte y destacado por la Uneac; y Ladridos, de Fernando Fraguela —quien se alzó en corto de ficción con Un hombre. En esta edición del pitching (presentación de una idea para atraer finaciación) La imagen del almacén venció el holguinero Yunior García con Cerdos.
«Me parece importantísimo como plataforma para descubrir lo que se está haciendo. Llegar a El Almacén tiene rigor. Me importa mucho la formación que el evento propicia a todos los involucrados con el séptimo arte», consideró Noel Rodríguez, premiado en documental por Iyanifa, acerca de cubanas en religiones del sustrato africano.
La reciprocidad cultural igual la ponderó el joven francés Vincent Delbalat, quien hizo en esta ciudad la segunda presentación en Cuba de su documental Revolucionarios (2015), una mirada a la épica de la Revolución desde las historias de combatientes anónimos. La obra de 57 minutos tuvo el respaldo del periódico alternativo Le Grand Soir y de la productora independiente Art’Mur Prod.
«Me ha impresionado el sentido de la estética y un trabajo muy bueno con la luz, aunque los temas me parecen duros. Me interesa conocer qué hacen los jóvenes cubanos para desarrollar su cultura. Hay mucho material y acciones desconocidas en Francia. Eso me motiva a regresar y caminar más», refirió Delbalat.
Aunque se propició el diálogo con realizadores, varios participantes coincidieron en la importancia de sumar a los críticos, algo recalcado por Juan Carlos Calahorra, miembro del comité de la Muestra Joven Icaic y del jurado del pitching: «Es un trabajo de conciencia sobre el cine que hacemos. Los eventos deben trabajar más por crear espacios al pensamiento sobre las obras que admiten», enfatizó quien en 2012 vino con el documental El evangelio según Ramiro, y mereció el Gran Premio.
Otras obras laureadas fueron Tilín Tilín, de Violeta Ampudia (mejor dirección y minicorto); Devoción, de Rachel Gómez y Violeta Caraballo (mejor guion); Quizás mañana, de Elisa Barbosa (dirección de fotografía); Dulce Hogar, de Yusniel Yanes (animación); y Zona de Creación, de Roilan Pardo (obra promocional).
Para legitimar el arte
Lo visto, lo debatido, lo recordado y lo reconocido permiten la asunción del audiovisual hecho por jóvenes como un movimiento cultural extendido en varias generaciones, que se renueva en la necesidad de crear historias y de influir en su realidad. El Almacén de la Imagen tiene como vital propósito que los cineastas acudan para verse en las semejanzas, las diferencias y el enriquecimiento mutuo.
No por gusto Reynaldo Pérez Labrada, presidente del comité organizador, señaló: «El Almacén tiene que dar la oportunidad porque uno de sus objetivos es que los jóvenes muestren su obra. Con las nuevas tecnologías hay una producción de mayor amplitud que en años anteriores. Hay que saber elegir. El Almacén no puede perder esa lupa de saber que va a legitimar cosas. El Almacén es para legitimar el arte».