Tomás Inda siempre atento a sus alumnos. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:26 pm
Convertido en un espacio muy interactivo, el stand de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (EFCH) es de esos sitios que atrae como potente imán a quienes por estos días visitan la Fortaleza San Carlos de la Cabaña para encontrarse con la 25 Feria Internacional del Libro.
En el Castillo del Morro está situado el stand de la EFCH, que propone además una expo colectiva dedicada a los poetas Lina de Feria y Rogelio Martínez Furé y que acoge la sala Portuondo (Comandancia del Che). «Se trata de una muestra conformada por magníficas imágenes de nuestros alumnos que se inspiraron en alguna de las obras de estos reconocidos escritores a quienes se les rinde homenaje en esta edición 25», explica a Juventud Rebelde Tomás Inda, director de dicho centro.
«No es la primera vez que dentro de la Feria realizamos acciones de este tipo. Todo comenzó en el 2013 cuando nos acercamos a los organizadores para que nos permitieran participar. Entonces llegamos con Escritores cubanos, en la que convocamos a nuestros estudiantes para que hicieran retratos de autores contemporáneos.
«En la edición siguiente propusimos entonces Poesía en el lente, que como la anterior y la de 2015, El Gabo entre nosotros, estuvo en la sala Alejo Carpentier. Mientras que Poesía... llevó a los participantes a indagar en la creación de Gertrudis Gómez de Avellaneda (tanto impactó que luego nos la solicitaron en Cienfuegos), El Gabo..., como su título indica, los condujo hasta la significativa obra del Premio Nobel de Literatura de 1982.
«Como puedes apreciar en todos los casos no es suficiente con que apliquen los conocimientos que han adquirido en la escuela relacionados con asignaturas que les impartimos, sino que además los motivamos a cultivarse, a adentrarse, digamos, en el mundo de la literatura... Porque si algo nos queda claro es que si deseamos concebir una obra que emocione, que impacte, que exprese ideas por sí sola, debemos alimentar el talento natural que poseamos con la superación constante en los más diversos campos».
Pero la EFCH se dispuso este año ampliar sus horizontes dentro de la Feria. Por eso también se apareció con una atractiva oferta para, por una parte, «promover la fotografía que realizan los jóvenes cubanos en la actualidad» y para «mostrarles a las nuevas generaciones los llamados fotógrafos de la épica de la Revolución: Alberto Korda, Liborio Noval, Osvaldo Salas, Raúl Corrales...».
Pero hay más, insiste Tomás Inda, teniente coronel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), quien después de jubilarse se entregó por completo a formar el relevo: «En el Morro, donde se halla el Bazar de las Artes, hemos preparado una especie de pequeño museo, en el que el público puede admirar diferentes objetos relacionados con este arte. Asimismo, en nuestro stand hemos organizado talleres dirigidos a niños y jóvenes que conducen los mismos profesores de la escuela.
«Por estos días también ha llamado mucho la atención el proyecto Un libro/una foto, que consiste en que la gente, de manera gratuita, se puede retratar con su libro preferido. Igual a la gente le resultan muy interesantes nuestros fotosafaris; algo que normalmente hacemos: salimos y para tomar fotos nos movemos hasta un lugar determinado (el más cercano de la escuela, que está ubicada en 21 e/A y Paseo, en el Vedado, es, por ejemplo, el Cementerio de Colón). Mas siempre nos acompaña un especialista que nos informa sobre la historia del sitio, sus principales características, etc.
«Fíjate que en todo momento procuramos que las personas se cultiven más, se instruyan, que disfruten también aprendiendo. De ahí que en el stand se producen charlas, al tiempo que se ofertan tutoriales y materiales didácticos en formato digital para profundizar conocimientos», señala Inda, quien reconoce lo mucho que le aportó formar parte del claustro del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, al lado de Félix Arencibia, hasta que en 2011 decidió fundar la EFCH, después de desempeñarse como profesor en el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI) y de pensar un curso libre al estilo del que desarrolló por tres años en la Maqueta de La Habana.
—¿Qué lo llevó a crear la EFCH?
—La idea fue crear una institución donde se impartiera toda la fotografía. Me explico: existen varios espacios donde esta se enseña, pero siempre de manera muy parcial. Así, en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Habana el programa se dirige hacia lo periodístico; mientras que en el ISDI y el ISA, digamos, está centrado en el diseño y en el arte, respectivamente. Entonces me propuse ampliar el diapasón, correr los límites.
«Luego empecé a organizar la escuela. Mis profesores primeros fueron todos alumnos míos. Después se sumaron otros que vinieron del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, de San Alejandro, de la Facultad de Artes y Letras...; jóvenes muy bien preparados para poder brindar ese bagaje que ayudará a nuestros alumnos a ser mejores fotógrafos».
—¿Qué tipo de cursos organizan en el plantel?
—Comenzamos un primer nivel, el básico, compuesto por tres cursos de un mes cada uno, diez horas distribuidas en ocho encuentros. Todos son teórico-prácticos. Aquí recibes materias como Manejo de cámara, Apreciación y composición, e Iluminación, elementos esenciales para poder introducirte en esta especialidad.
«Después viene el nivel medio. También de tres meses, en los que se dan otras asignaturas. Terminado este, quienes se enamoran de la fotografía y se saben con capacidad para utilizarla como un instrumento en sus manos para concebir arte, se matriculan en el nivel medio superior, que les ocupa seis meses.
«En este último se les introduce a los estudiantes en el diseño fotográfico, en cómo se hacen las tomas si en estudio o exteriores; se les familiariza con la fotografía de productos y/u objetos, o de alimentos y bebidas; con el retrato fotográfico, la moda, las vistas urbanas y paisajes, publicidad, deporte y ocio...
«Quedaría el nivel profesional, que dura tres años y en el que hay que vencer 32 asignaturas. No es fácil. Hasta la fecha nadie se ha graduado de él. Algunas personas deciden tomar algunas materias de acuerdo con sus necesidades».