Shu Kubo crea sus obras a partir del calado del papel. Autor: Cortesía del artista Publicado: 21/09/2017 | 06:09 pm
«Si yo fuera un poco más joven haría todo para matricular en el Instituto Superior de Arte (ISA) y estudiar ahí», declaró a Juventud Rebelde el artista japonés Shu Kubo, poco después de visitar la Universidad de las Artes durante su primera visita a Cuba. Sucedió a finales de abril, justo cuando viajó a la Isla con motivo de la apertura de su exposición Japonismo de papel, en la galería Carmen Montilla, institución cultural situada en la Plaza San Francisco de Asís, La Habana Vieja.
«Soy un artista y en mi esencia aprendo de la experiencia, de lo que veo. Quería aprender de Cuba personalmente, con mis cinco sentidos, y estoy muy emocionado porque, como esperaba, es un lugar maravilloso. Me encanta el aire, las personas, los edificios.
«Cuba es un país que respeta y cuida su cultura nacional. Aquí se siente la historia y se hace todo por preservarla. Me llevo una impresión muy fuerte al respecto. El poco tiempo que he tenido lo he aprovechado para caminar por La Habana y pintar. Además traigo mi arte principal que es el calado de papel», expresó.
Shu Kubo trabaja con el papel tradicional japonés llamado washi, que se elabora artesanalmente con elementos naturales y que fue declarado Patrimonio Cultural por la Unesco. El mundialmente conocido artista tomó un arte milenario nipón (el de hacer obras con recortes de papel) y le añadió aspectos de la modernidad que lo hacen muy atractivo.
La singular técnica que desarrolla se llama kirié y consiste en cortar un papel negro creando una composición artística, de manera que, al colocarlo sobre uno blanco o de otros colores, se puedan apreciar diferentes motivos. Su origen, al parecer, proviene de la técnica «katagami», empleada antiguamente para realizar los estampados de los kimonos.
«El principio que propongo como arte es no utilizar la recortería de papel solo como un instrumento para adornar los uniformes, sino para realizar una obra de arte. Las piezas que integran esta exposición fueron creadas a partir de una cartulina, que fui recortando poco a poco, haciendo vacíos con un instrumento afilado (bisturí).
«Cuando uno trabaja el papel y lo recorta van surgiendo bordes que, a diferencia de la pintura, son muy definidos, claros. Encontré cierta belleza artística en este tipo de corte, que no era el de la tradición en Japón, y lo he trabajado durante 45 años para poder llevar mi arte a lo que es hoy», explicó.
Diestramente, Shu Kubo combina los colores utilizando diferentes papeles washi para conseguir un acabado dimensional en sus piezas, las cuales se distinguen por su delicadeza. Impresionantes resultan las texturas y la profundidad que logra.
En su exposición Japonismo…, que estará presentándose hasta finales de este mes y ha sido organizada en coordinación con la Embajada de Japón en Cuba, se aprecian elementos tradicionales de la tierra del sol naciente, la belleza de la naturaleza que caracteriza cada estación del año, la comida de ese país... La muestra incluye, además, una multimedia que detalla los pasos que el artista sigue durante la realización de su labor creativa.
«Los paisajes, monumentos y comestibles son temas recurrentes en mi obra. Hago, por ejemplo, imitaciones de comida con papel calado», resaltó Shu Kubo. El interés que ha despertado su trabajo en tierra cubana se expresa no solo en la frecuencia con que Japonismo… es visitada por el público desde su apertura, sino también en la acogida que tuvo el taller que impartió en el Hotel Ambos Mundos, durante su estancia en la Isla.
«En Cuba no se trabaja el papel calado como se hace en Japón. Quise entonces que pudieran conocer este arte y, al mismo tiempo, aprender un poquito más de mi país con la esperanza de que esta acción se convierta en la semilla de futuras colaboraciones.
«Tengo la intención de volver en un futuro cercano y les prometo que traeré una obra que sea de Cuba. En la visita que hice al ISA me percaté de cuánto tenemos en común ambos países desde el punto de vista cultural. Quisiera que algún cubano tomara este arte para reflejar su propia ciudad», concluyó.