Paco de Lucía en su actuación en el teatro Karl Marx. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:40 pm
Los rasgados de su guitarra sonaban a gloria. Seducía con su música y su rostro emocionado, aunque sus palabras fueran pocas. Paco de Lucía se adueñaba de cada escenario, y su cálido mensaje siempre conquistaba aplausos, aun en los públicos que consideraban el flamenco melodía exótica.
Ahora que su corazón se ha detenido en una de las tierras que más amó, México, me viene a la memoria esa fotografía de De Lucía meditabundo y concentrado en los sonidos de su guitarra, que hace solo unos meses nuestro diario publicó.
Fue esa su última actuación en La Habana, en octubre último, tras dos décadas de ausencia. Le cumplía una invitación a su gran amigo y astro de la guitarra, Leo Brouwer. Lo que su voz no dijo en esa ocasión, lo expresó en la escena del teatro Karl Marx. El artista español ofreció allí una clase magistral de flamenco, y hasta de la sonoridad cubana cuando concluyó esa presentación con la Sandunguera, de Juan Formell.
Las bulerías, el amor y su emoción completaron esa imagen nuestra, que captó a uno de los hombres que revolucionó el flamenco y encauzó con maestría la mixtura del género con otros como el jazz, la bossa nova, así como con las músicas hindú y árabe. Trascendió también por su trabajo con figuras de la talla de Camarón de la Isla, John McLaughlin, Bryan Adams y Wynton Marsalis.
Paco inevitablemente se ha ido a los 66 años. Según dan cuenta los diarios del mundo, pasaba un poco de su apretado tiempo con sus hijos.
El músico de Algeciras (España), inscrito con el nombre de Francisco Sánchez Gómez y mundialmente conocido como Paco de Lucía, será eternamente recordado. Sus piezas, llenas de una riqueza interpretativa, son su legado. De ahí que Entre dos aguas, Canción de amor y Zyryab, entre muchas otras, ya son himnos.
Premiado con el Príncipe de Asturias en 2004 por ser «un músico de dimensión universal», y con el Grammy por la calidad de sus placas discográficas, Paco de Lucía vivirá cada vez que suene una guitarra.