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Humoristas cubanos intercambian con trabajadores de Juventud Rebelde

Como parte de las actividades por el aniversario 41 del diario de la juventud cubana actores y realizadores del espacio televisivo Deja que yo te cuente dialogaron con nuestro colectivo

Autor:

Juventud Rebelde

El equipo del espacio humorístico Deja que yo te cuente compartió con los trabajadores de JR. De izquierda a derecha: Leonardo Santiesteban, Roberto Díaz, Nelson Gudín y Carlos Golzalvo. Foto: Calixto N. Llanes

Esa fue la forma eficaz de intercambio que nos permitió conocer un poco más del colectivo de humoristas y realizadores que dan lugar al conocido espacio Deja que yo te cuente. La redacción de Juventud Rebelde fue el espacio concebido para entablar el diálogo donde los visitantes comentaron sobre muchos aspectos que han hecho posible, luego de más de un año de intenso trabajo, que este programa televisivo haya ganado poco a poco un espacio en la familia cubana.

Nelson Gudín, reconocido humorista por sus personajes de El bacán y Flor de Anís, da riendas sueltas al tema y nos narra cómo fue la génesis: «Deja que yo te cuente surge debido a la necesidad de la Televisión cubana de incrementar los espacios humorísticos en la pequeña pantalla. Para la redacción de dramatizados era conocido que yo tenía intenciones de presentar un proyecto para una telecomedia. Tuvimos una primera reunión con la redacción, donde vimos las posibilidades de llevar a cabo mi propuesta.

«Había un inconveniente: Lo que necesitaba la televisión era una revista humorística. Debía salir al aire lo antes posible, entonces, se me ocurrió la idea de “armar” esta especie de revista, cuyo objetivo principal es homenajear a las figuras relevantes que han dedicado parte de su vida (y por qué no, su vida entera) a hacer humor. Así surgieron las secciones y se llevó a cabo el proyecto.

«El principal reto era asumir el humor como un modo efectivo de señalar algunos de los problemas que afectan a nuestra sociedad. Es una tarea complicada, porque criticar es siempre difícil, más cuando se corre el riesgo de ser malinterpretado. Creo que hemos logrado un acercamiento a nuestro pueblo y a la realidad sin llegar a lacerar susceptibilidades, siendo consecuentes con nuestras propuestas y con nosotros mismos como creadores, sin miedo a tratar los temas, pero con la delicadeza que se requiere».

Roberto Díaz es un joven director que tiene cierta experiencia en la realización de documentales, videos y en teleplay. Bajo su batuta se conformaron obras como Helado Tropical y La lista, con temas sugerentes, siempre permeados por el humor. Esta es su primera incursión en un habitual humorístico y según nos cuenta, «muchos me alertaron de que hacer humor no era fácil, y, sobre todo, dirigir humoristas que de alguna manera tienen más relación con el teatro que con el lenguaje de la televisión. No diré que ha sido fácil hacer humor, ni dirigir un programa como este. Tampoco que «somos una gran familia cuya unidad ha logrado.... No es así. Deja que yo te cuente es un grupo de amigos y eso sí ha posibilitado que, con sus virtudes y defectos, haya ido tomando forma.

«Aunque Nelson es el guionista principal, también se ha contado con la colaboración de escritores como Onelio Escalona, Miguelito Moreno, Gelliset Valdés, Iván Camejo..., pero el éxito radica, esencialmente, en el trabajo y los aportes de todos en los ensayos, la discusión de las ideas y el espíritu de armonía que se respira en cada grabación».

Como sucede siempre, los personajes se adueñan de este tipo de programa: Flor de Anís, el profesor Mentepollo, Claro, Maraca, Tonita... Flor de Anís, aunque ya se encuentra entre los más populares, sigue siendo una propuesta con diferentes aristas.

«Como actor lo encarno al igual que otros personajes como el Bacán, por ejemplo —asegura Nelson Gudín. No soy el primero que enfrenta roles femeninos, y en mucho de los casos, con gran éxito. Ahí están Margot (Osvaldo Doimeadiós), La Pía (Angel García), Mariconchi (Orlando Manrrufo), que son populares, y estoy seguro que los actores lo asumen de la misma manera. Es un personaje más, que lleva una preparación psicológica, de información, de tratamiento con técnicas de actuación.

«Algunas personas preguntan por qué Flor de Anís dejó de entrevistar a los invitados, pensando que ha sido por motivos de prohibición y les puedo asegurar que fue particularmente una decisión del colectivo. Estar con Mentepollo en Telepío y como recepcionista en el taller, le daba cierta informalidad a la entrevista que se realiza a nuestro invitado especial. Por eso preferimos que Nelson Gudín, con sus virtudes y defectos como conductor, lo asumiera».

Por encontrarse en asuntos laborales, pues además pertenece al grupo Pagola La Paga, Enoel Oquendo (Claro) no estuvo presente, al igual que Gelliset Valdés (Tonita) que se encontraba atendiendo a su pequeño bebé. Con su Pepitín de las noches del sábado ya Leonardo Santiesteban había presentado credenciales, ahora es el viejo Maraca. «Maraca —explicó—, fue un viejo amigo mío que existió. Esta fue la mejor manera que encontré para hacer prevalecer su memoria. Sé que él se sentiría muy satisfecho de saber que ha “reencarnado” en un Maraca que está dando guerra todavía».

Carlos Golzalvo, llegó a Ciudad de La Habana proveniente del municipio especial de Isla de la Juventud. Luego de acumular mucha experiencia en agrupaciones teatrales decidió probar suerte en la urbe. Con varios años de trabajo en el Centro Promotor del Humor y alcanzar numerosos lauros en los Aquelarre, recibe una noche la llamada inesperada de su colega:

«Imagínense —comenta Carlos—, Nelson me dice que se había aprobado un proyecto suyo para la televisión y que me tenía la propuesta de un personaje. Me dio todas las características... Un poco mentiroso, medio parlanchín, y principalmente un sabelotodo de esos que hay muchos por la calle, me dijo como quería que yo lo enfrentara. Trataba de conformar el personaje en mi mente. Incluso pensé que cada capítulo podría ser un personaje diferente. Luego lo pensé mejor. Eso no lo hace ni Dustin Hoffman.

«Entonces le propuse que lo mejor era asumirlo como un personaje típico con una caracterización elemental. Me miró y me dijo: A partir de este momento serás el profesor Mentepollo, no sé si para bien o para mal porque he perdido mi nombre».

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