Dedicación y esmero han sido las claves de estos instructores de arte. Foto: Cortesía de la Brigada José Martí
Sol, nubes, árboles, arcoiris, casitas, la palma real... sellan en el papel la impronta de su voluntad. Enmanuel pinta con la boca. Aquejado de artrogriposis múltiple congénita descubre en cada dibujo su amor por las artes plásticas, que desarrolla cada viernes de la mano de Heidry Rubio Rodríguez.Anisbel disfruta los aplausos. Yordanka Castillo y Melvin Pérez han moldeado poco a poco sus movimientos corporales. El síndrome de Down que padece esta joven desde hace 20 años no ha sido obstáculo para encontrar en la danza una motivación a su existencia.
Wilmerys Martín, alumno de la Escuela Especial Abel Santamaría y afectado por autismo infantil, halló a dos nuevos amigos: Duniesky Contreras y Yenisey Queralta, quienes a través de las artes plásticas y la música le dieron un vuelco a su vida.
Tres historias. Varios protagonistas. Labor creadora. Acciones en función del trabajo correctivo-compensatorio, la socialización y el estímulo emocional por medio del arte.
GÉNESIS DE UN PROYECTOEn su natal Guayos, poblado cercano a Sancti Spíritus, ocurrió el hallazgo. Los conocimientos adquiridos en su formación como instructora de arte le valieron a Yordanka para utilizar la danza en el empeño de integrar a Anisbel Castillo a la sociedad. «Ese era mi sueño, desde que me gradué hace dos años. Al principio no fue nada fácil —confiesa—, porque primero tuve que investigar y estudiar las características del Síndrome de Down, consultar a especialistas, luego conversar con la familia de la joven, que me ayudó desde los inicios, y después horas y horas de mucha paciencia para lograr los resultados que hoy exhibe Anisbel, quien ha rebasado las barreras del miedo escénico y ya se presenta en diversas actividades culturales como toda una artista de la danza. Al ritmo de la música mueve su cuerpo con un gran poder de improvisación y un desarrollo de su expresión corporal que actualmente nos sorprende».
TODOS TENEMOS NUESTRO ESPACIOA raíz de la aceptación e impacto del proyecto cultural denominado Todos tenemos nuestro espacio, comenzamos a generalizarlo, cuenta Heidry Rubio, vicepresidente de la Brigada José Martí en la provincia.
«Mi primera visita a Enmanuel fue muy emotiva —comenta—. El día anterior había estado llorando porque la mamá no pudo comprarle un rompecabezas que él quería. Busqué una revista Pionero y se lo hice con un personaje de Elpidio Valdés; ese fue el gancho. A partir de ese momento me convertí en su amigo». A pesar de la rigidez de sus brazos y piernas, sin funciones motoras, este niño de apenas 95 centímetros y 28 libras de peso, al que nunca más se le ha visto mudo y encogido en su silla de ruedas, actualmente cursa el segundo grado con la ayuda de una maestra ambulatoria en El Tejar, barrio periférico de Jatibonico.
Sentado en el piso y con una habilidad asombrosa toma el pincel en su boca, lo moja, carga el color y comienza a dibujar. El resultado del trabajo demuestra su avance y el interés por las artes plásticas. Disímiles paisajes han llenado ya muchas hojas que hoy se exponen en la Casa de la Cultura del municipio y en la Escuela Especial Valle Grande, a la cual pertenece.
Las letras salen prontas y seguras de un pequeño lápiz, tan cristalinas que pudieran tocarse. Toda la imaginación del mundo no basta para describir el momento. Emmanuel Ponce de León Castillo escribe una dedicatoria en su dibujo: «Para el ratón inconforme, a propósito de una casita acabada de pintar».
Al principio, cuenta María Isabel Castillo, su mamá, le puse un protector al lápiz para que él pudiera sostenerlo en la boca. Tiene uno para escribir y otro con un imán en la punta para enganchar las figuras geométricas. De ese modo puede formar conjuntos, contar y separar las fichas por su forma, color y tamaño.
El espíritu emprendedor y la voluntad de este pequeño vivifican y fortalecen. Moldea también la plastilina con la mandíbula, los hombros, la boca, hasta llegar a formar animales, casitas y figuras como si fueran hechas por manos expertas. Ingenio y amor que vencen cualquier barrera.
«Ya sé leer», dice, y de inmediato saca de su mochila el libro de lectura de segundo grado y hace una demostración como para que no queden dudas. «¡Ah!, con la plastilina construyo corralitos para que las gallinas no se vayan. A veces juego con mi amiguito Miguel, y voy con él y la maestra al patio para verlos sembrar flores y vegetales».
Cada frase de Enmanuel cautiva, te besa el rostro. Cuando el ingenio y el amor logran estos avances los regocijos se juntan y echan raíces.
A María Isabel nunca le ha faltado amparo. Además del televisor y otros artículos, ella recibe mensualmente una prestación monetaria de 300 pesos, servicios de alimentos y la entrega gratuita de los medicamentos que el pequeño necesita.
Duniesky Contreras, al frente de la Brigada José Martí en Sancti Spíritus, también cuenta su experiencia. «Wilmerys Martín Martínez, del Consejo Popular de Jesús María, en la ciudad de Sancti Spíritus, no tiene habilidades plásticas pero lo inserté en los talleres interdisciplinarios. A partir de las canciones y el ritmo de la música lo estimulamos a que pintara; es un trabajo que requiere mucha preparación para poder iniciar acciones correctivas. Utilizando la plastilina, le desarrollamos el control muscular».
De esta manera con un caudal de entrega personal, sensibilidad y humanismo sin límites, tres hogares espirituanos se han convertido en talleres de creación a través de la inserción del instructor de arte en la comunidad. La valía estriba en su multiplicación en la geografía de la provincia por los graduados de la Escuela de Instructores de Arte, proyecto de trabajo que junto con el Centro de Diagnóstico y Orientación (CDO), Trabajadores Sociales y Coordinadores de la Enseñanza Especial en los municipios y otros especialistas y defectólogos aportan ideas, sugerencias e iniciativas en pos de su perfeccionamiento.
Ejemplos que confirman la sentencia de Fidel hace dos años cuando quedó constituida la Brigada de Instructores de Arte José Martí en el país: «La vida dirá, como siempre, la última palabra». Y la dijo.
ArtrogriposisLa artrogriposis múltiple congénita es una enfermedad rara, caracterizada por contracturas no progresivas de muchas articulaciones, con marcada reducción en los movimientos articulares del cuerpo; la masa muscular está disminuida y ha sido sustituida por tejido fibroadiposo; el músculo se retrae alrededor de la articulación y aumenta la rigidez articular. El sexo masculino padece la enfermedad con una frecuencia cinco veces mayor que el femenino.