Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Que nuestro congreso sea una invitación colectiva para fraguar esa mejor juventud que necesita

Palabras de Aylín Álvarez García, primera secretaria de la UJC, en el acto central por el 4 de abril y de convocatoria al 12mo. Congreso de la organización juvenil

Autor:

Juventud Rebelde

Compañeros de la presidencia:

Queridos jóvenes:

En abril de 1962 la Revolución era el nacimiento de un sueño, el rebrote de un árbol que ya se anunciaba robusto, y con esos augurios se espantaban las hachas que desde el norte acostumbraban a talar en esta tierra cualquier vestigio de soberanía.

La historia de Cuba abría una nueva página en la cual se irían reflejando extraordinarias proezas protagonizadas por los niños, adolescentes y jóvenes, en un país que rompió para siempre las cadenas y comenzó un camino épico y difícil, pero lleno de empeños, realizaciones y esperanzas.

A partir de entonces, nada le ha resultado ajeno a la juventud, hemos asumido las urgencias de cada época, y se ha hecho con esa impresionante combinación de alegría y profundidad que nuestro Guerrillero Heroico identificó en los pinos nuevos de esta Isla, que lo recuerda y admira.

Él, nuestro Che de cada día, tan cercano en este sitio glorioso donde estamos, nos enseñó que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de  amor y que, por duros que sean los tiempos, debe acompañarnos siempre el espíritu de sacrificio, no solamente para las jornadas heroicas, sino en la cotidianidad.

Pronto se cumplirán 95 años de su natalicio. La inmensidad de su presencia espanta pesimismos y nos dota de ese antimperialismo raigal e imprescindible que nos permite definirnos como patriotas y estar en permanente alerta ante los planes anexionistas de nuestros enemigos.

Debo confesar que es difícil encontrar palabras para expresar lo que se siente cuando se acude a una plaza como esta, y se comprueba que nada ha sido en vano y que la tempestad del norte no puede contra la fuerza que tiene la continuidad de la Revolución.

Hay, delante de mí, un semillero de sueños que brota cada mañana y que van a las aulas orgullosos de afirmar que serán como el Che. Ellos, ustedes nuestros pioneros, con sus 62 años de alegrías y virtudes, viven en un país donde nada es más importante que un niño, ajenos a la pólvora, al trabajo forzado, a los pies descalzos y a las calles como abrigo. Ellos son la esperanza del mundo y la gran razón para no permitir que bajo este cielo les falten alguna vez las garantías de que disfrutan.

Hoy, en esta Santa Clara, que se ha colmado de futuro, emociona ver en tantos rostros la multiplicación infinita de nuestros héroes, y estremece de emoción la certeza de que ahora y siempre tendremos una mejor juventud.

Pero, ¿qué significa tener y ser una juventud mejor? Es grande la pregunta, y son muchas nuestras respuestas. Significa, ante todo, tener una juventud martiana y fidelista, comprometida y firme, fresca, propositiva, sensible, alejada de los egoísmos y la banalidad, pero más que todo, una juventud dispuesta a no entregar las banderas que nos fueron legadas por aquellos que no dejaron morir al Apóstol y conquistaron la dignidad y el decoro de todo un pueblo.

Es un reto inmenso, pero hemos aprendido a no renunciar a las metas por enormes o complejas que estas sean. Nos sobran poderosas razones para confiar en que podemos ser mejores, una afirmación incuestionable cuando somos testigos del aporte que brindan las nuevas generaciones en cada frente social y productivo del país.

Sentimos orgullo de ser parte de esta generación que está dejando una huella profunda en los sectores donde actúa, en medio de un bloqueo recrudecido de quienes buscan quebrarnos la esperanza. A pesar de todo ello, es mayor la hidalguía y el reconocimiento del heroico pueblo cubano.

Qué sería de mi Cuba, si como algunos dicen, la juventud estuviera perdida, ausente; pero no lo está, sigue viva, activa y vencedora como su pueblo. Fueron los jóvenes quienes integraron equipos científicos que permitieron que se lograran cuatro vacunas contra la COVID-19 en un pequeño Estado insular bloqueado por más de 60 años; también quienes trabajaron como voluntarios en centros de aislamientos y zonas rojas en medio de la pandemia, y quienes arriesgaron su existencia levantando escombros para salvar vidas y desafiar un fuerte incendio.

Las nuevas generaciones formadas en el deporte revolucionario nutrieron el Team Asere que en medio de la hostilidad nos regaló una apasionante victoria. Y también las que junto a nuestro pueblo fueron a las urnas de forma mayoritaria y les propinaron a nuestros enemigos tres jonrones limpios, en menos de seis meses, con el Código de las Familias, las elecciones municipales del Poder Popular y las elecciones nacionales. Por eso, Cuba resiste, avanza y triunfa.

No fue ni ha sido fácil preservar nuestro abril, salvarlo de los vientos. Fue preciso pelear bien duro, también dentro de abril sobre las arenas gloriosas de Girón, para evitar que algunos —cambiados luego por compotas— nos privaran de nuestra libertad. En abril se proclamó el carácter socialista de nuestra Revolución y le propinamos a Estados Unidos su primera gran derrota en América. Y en este abril constituiremos una nueva Asamblea Nacional del Poder Popular, con más jóvenes, más mujeres, más instrucción, más parecida a la Cuba que vivimos.

Lo que más nos estimula es lo mucho que nos falta por hacer; lo que más nos anima es saber que tenemos fuerzas para lograrlo y que nos acompaña la sabia conducción del Partido Comunista, crisol en la unidad imprescindible de toda nuestra sociedad.

En más de una ocasión, nuestro Presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, un joven a toda prueba, nos ha reiterado que debemos sentirnos y actuar como las más importantes personas que somos, y esa afirmación, lejos de levantar egos efímeros, nos impulsa a trabajar con inteligencia, modestia y constancia, sintiendo el compromiso de ser la organización de todos los niños, adolescentes y jóvenes cubanos.

Nada nos puede resultar ajeno cuando de juventud se trata, aprendiendo a escuchar, dialogar, compartir y convencer bajo el sólido principio de que lo supremo es la Revolución y lo más sagrado es la independencia de Cuba.

Por instantes pareciera que vivimos los momentos más crudos para un revolucionario e incluso a veces lo decimos de ese modo, pero tengo la convicción de que otros, antes de nosotros, tuvieron que enfrentar adversidades mucho más grandes y; sin embargo, lo único que nunca perdieron fue la fe en la victoria. Esta es la mayor experiencia que debemos sacar y el mayor aliento que debemos tener.

En nosotros hay confianza, con nosotros se cuenta para construir ese país próspero y sostenible que el querido Raúl, joven rebelde e invicto, siempre ha contemplado como una meta que alcanzaremos. Seamos entonces merecedores de esa confianza, tengamos como premisa permanente las palabras de Fidel aquel 4 de abril, hace 61 años, cuando expresó:

«Creer en la juventud es ver en la juventud la mejor materia prima de la Patria, la mejor materia prima de la juventud, de la Revolución; creer en la juventud es mirar todo lo que nuestra juventud puede hacer; es ver en esa juventud los dignos continuadores de la obra revolucionaria; es ver en la juventud a mejores continuadores o constructores de la obra revolucionaria mejores todavía que nosotros mismos».

Jóvenes cubanos:

Ante nuestro Guerrillero Heroico, Ernesto Che Guevara, con la voluntad perenne de hacer el hombre del siglo XXI: nosotros mismos. Consciente de que en la juventud está la esperanza de todo un país y la continuidad de esta obra gloriosa, la Unión de Jóvenes Comunista convoca al 12mo. Congreso de nuestra organización.

En lo adelante se inicia una importante etapa de trabajo y aporte. Que nuestro congreso sea un torbellino de ideas y realizaciones; una invitación colectiva para fraguar esa mejor juventud, la juventud que necesita Cuba y la que seguirá defendiendo la Patria.

Vamos a hacerlo con la hondura martiana que heredamos de Fidel y de Raúl, quienes prendieron la llama de la rebeldía y la justicia en las nuevas generaciones de cubanos y depositaron en ellas la confianza de que la continuidad de la Revolución está segura.

Vamos a pensarnos y a pensar como país, a deshacer inercias y desterrar cansancios. Aporte será la palabra de orden, y en ese empeño los invito a sumarse, desde el lugar donde actúan y sueñan, desde el comité de base, el grupo y la brigada; desde el espacio, siempre revolucionario, donde se juntan por intereses comunes y afinidades propias.

Cuba nos necesita a todos y le es urgente. Niños, adolescentes o jóvenes, hagamos el Congreso de ahora, el de los tiempos de hundir la manga hasta el codo y continuar la obra. Los convocamos a ser protagonistas, los esperamos en el debate serio y profundo, en la propuesta certera, en la crítica que desvanezca lunares y en la solución creativa. Nos veremos en cada trinchera donde se junte la voluntad de unir, la alegría de vivir en Cuba y la decisión de defender el socialismo. Allí nos vemos por una mejor juventud.

¡Vivan por siempre Fidel y Raúl!

¡Vivan la OPJM y la UJC!

¡Hasta la victoria siempre!

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.