En la sede de la agrupación, durante los ensayos de algunas de las obras que integran el programa 60 y + defendiendo tradiciones. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 09/05/2022 | 11:25 pm
Sesenta años han pasado desde que el 7 de mayo de 1962 un grupo de jóvenes comandados por Rogelio Martínez Furé y el coreógrafo mexicano Rodolfo Reyes emprendieran un camino para la preservación y promoción de los ritmos y tradiciones más autóctonos de la Mayor de las Antillas. Para ello se propusieron fundar una compañía danzaria: el Conjunto Folklórico Nacional.
A lo largo de ese extenso bregar, se ha forjado una agrupación que aúna lo más rico de nuestras tradiciones y se ha convertido en una de las joyas más preciadas dentro del panorama de la danza cubana. Por sus filas han pasado figuras indiscutibles de la escena folclórica cubana como Jorge Prieto Lazo, Zenaida Armenteros, Lázaro Ros, Nieves Fresneda, Trinidad Torregosa, Gregorio Hernández (El Goyo), Juan de Dios Ramos…
Hoy son otros los rostros que protagonizan las presentaciones de la agrupación que comanda el Premio Nacional de Danza 2017, Manolo Micler. Caras jóvenes llenas de inquietudes, ilusiones y talento, capaces de pasearse con una facilidad exquisita por géneros como la rumba, el guaguancó, la guaracha, el danzón y la tumba francesa, entre muchos otros dentro del arco danzario de este archipiélago.
Esa diversidad sigue siendo una premisa irrenunciable de la compañía, reflejada en el espectáculo 60 y + defendiendo tradiciones, el cual sería presentado del 6 al 8 de mayo en la sala Avellaneda del Teatro Nacional y que debido al fatal accidente del hotel Saratoga, y como respeto a las víctimas del siniestro y sus familiares, debió ser aplazado para una fecha aún por definir.
En los días previos a la celebración, Juventud Rebelde tuvo la oportunidad de acercarse a la sede de la agrupación en el Vedado capitalino, donde los integrantes vivían jornadas de mucha expectativa en la preparación del programa para festejar por estas seis décadas de trabajo, el cual incluye el estreno mundial de las piezas Oggún Oshaniwe e Iyalode, ambas con coreografía de Manolo Micler.
Estas composiciones forman parte de un programa que realiza un paneo por diferentes estilos y momentos de la agrupación, como un fragmento de Refranes, de Ramiro Guerra, Yemayá, de Rodolfo Reyes, Yansa, del joven integrante de la compañía Yandro Calderón, y Danzón Barroco, de Santiago Alfonso, entre otras piezas que dan cuenta del gran acervo que posee el repertorio del Conjunto Folclórico Nacional.
«Para mí el Conjunto ha sido una escuela», asegura Keyla Galarraga Acosta, primera bailarina de la agrupación, quien ocupa un papel central en la obra Iyalode, que versa sobre la deidad Ochún. Esta joven lleva ocho años en la compañía y pudo concluir sus estudios en el Instituto Superior de Arte (ISA) gracias a su vínculo con el Conjunto Folklórico Nacional.
«Aquí terminé de formarme como profesional, como una bailarina. He tenido la posibilidad de aprender a impartir clases y esto ha sido importante para mi desarrollo profesional y artístico. Somos el relevo y aquí todos los días nos superamos con cada nueva puesta, para tratar de que nuestro público se enorgullezca de nosotros y a la vez enriquecer nuestro folclor», comenta la joven de 29 años, quien tras este tiempo dentro de la agrupación piensa en hacer sus propias coreografías, como ya ha podido hacer su compañero Leiván García.
Este joven bailarín carga con 13 años a sus espaldas dentro de la compañía y el tiempo no ha hecho mella en su compromiso con la agrupación. «El Conjunto me ha brindado la sabiduría de aquellos que me anteceden, ya que en la escuela uno aprende la técnica, pero una vez insertado aquí, la experiencia, la vivencia, lo que te transmiten los maestros de la danzas folclóricas, es algo que en la escuela no se aprende», asegura.
Leiván García ha sido merecedor de varios reconocimientos por su desempeño artístico, entre los que figura un galardón especial del Premio Ramiro Guerra de Danza 2020, que entrega la Asociación Hermanos Saiz, «por demostrar su liderazgo creativo como uno de los jóvenes más activos dentro del arte danzario cubano de estos momentos», aseguran desde la institución que aglutina la creación joven cubana.
Este joven de 30 años recibió la beca de creación El reino de este mundo, que entrega la AHS para la realización de su obra Bara, la cual ofrece una mirada más contemporánea a una de las principales deidades del panteón yoruba
—Elegguá— y se estrenará próximamente, también como parte de las jornadas que durante este año estarán celebrando el aniversario 60 del Conjunto Folklórico Nacional.
«Bara es la obra que me dio la fuerza para repensar y buscar nuevos modos para contar nuestra danza y tradiciones. Es una pieza que responde a los conceptos filosóficos de un orisha, no solamente como un dios, sino cómo nosotros podemos identificarlos en la sociedad cubana y en el quehacer cotidiano. Se trata de cómo, a través de esas interpretaciones, arquetipos, podemos brindarle al público, además de una buena música o de un buen movimiento, un mensaje educativo», explica Leiván García, quien también ha asumido la creación de Vals para Ochún, con la colaboración del pianista Alejandro Falcón, en una oda a la fertilidad y el significado de la maternidad.
Leiván ha estudiado cabalmente la obra de sus predecesores, sobre todo de Rogelio Martínez Furé y Ramiro Guerra, porque «la danza folclórica no es un museo, sino aquel río de aguas siempre renovadas; un arte que va mutando con los tiempos y creo que esa es la responsabilidad de los jóvenes, sin perder la esencia, respetando los conceptos pero imprimiendo en las creaciones una mirada generacional».
«Tenemos que dialogar con la sociedad, y ver cómo atrapamos a los jóvenes de la contemporaneidad. Eso lleva estudio, para entonces poder trascender. Es un arte con el que hemos abarcado las danzas tradicionales llegadas de África, y hemos incorporado las españolas,
las campesinas… pero también el folclor es la forma de pensar, es la ideología de un cubano, un mojito, un café… El movimiento es una parte de todo ese conjunto y tenemos que emplearlo para brindar un mensaje, para educar», reflexiona este joven, que al igual que sus compañeros, lleva a lo más alto el
espíritu renovador de una agrupación que sigue haciendo historia.
Aguas Renovadas
El afluente del Conjunto Folklórico Nacional continúa renovando las aguas de la danza cubana y el paso de 60 años no ha disminuido esa voluntad creadora que reside en un elenco capaz de bailar y aprender, desde los más longevos hasta los más jóvenes.
Dani Hernández y Daniela San Román son dos jóvenes bailarines de reciente incorporación en la compañía. Llevan apenas dos meses y aún no han tenido su estreno sobre los escenarios. Ni siquiera iban a participar de los espectáculos por los 60 años de la agrupación, pero están calentando motores y empapándose del estilo de la compañía para próximas presentaciones.
Ambos llegan con inquietudes propias de su juventud, expectantes por lo que pueden lograr y emocionados porque han llegado a una agrupación donde pueden realizar lo que siempre han deseado: bailar danza folclórica. «Me siento realizado en todo lo referente a este arte; puedo navegar bien en esas aguas sin ningún problema porque lo llevo en la sangre. Incorporarme a esta compañía me da la posibilidad de pensar y crear más allá de lo que conozco: perfeccionar mi ejecución de determinados aspectos de la danza contemporánea, el ballet, y conjugarlo con mi arte es el reto que he asumido al entrar aquí», asegura Dani Hernández, quien bailaba desde la infancia en celebraciones familiares y en su barrio, en el municipio de Guanabacoa.
De igual forma opina su compañera Daniela San Román, villaclareña egresada del Instituto Superior de Arte y criada en una familia de ingenieros que nada tenía que ver con la danza. «La formación folclórica la obtuve en el ISA. Entré en el perfil de folclor porque antes pasé el nivel elemental en danza y recibí un bagaje de todas esas tradiciones, pero como tal el estilo de una compañía, los pasos más básicos de los orishas, lo da el nivel superior o alguna de las compañías presentes en el panorama. Entonces el Conjunto Folklórico Nacional era mi camino».
Ese camino continúa llevándonos a artistas, creadores, público nacional y foráneo por rutas llenas de la magia más exquisita de nuestras tradiciones, las que nos trajeron los africanos, los españoles, las que reconvertimos y a las cuales seguimos incorporando costumbres y conocimientos. Toda esa amalgama cultural es el Conjunto Folklórico Nacional.