Hacha. Autor: LAZ Publicado: 05/05/2022 | 09:37 pm
Fenómeno complejo es la emigración. Multicausal. ¿Denominador común? La búsqueda de mejoras económicas, en la mayoría de los casos, y expresado en disímiles formas a nivel global. Tiene derecho cada persona a escoger el lugar donde quiere desarrollar su proyecto de vida. Sin embargo, y ahí radica la esencia de la creciente preocupación de las autoridades cubanas, ¿cuántos riesgos, y de qué magnitudes, están dispuestos a afrontar quienes deciden emigrar y para ello emplean métodos ilegales o incurren en hechos delictivos?
Desde noviembre último, cuando se restableció la posibilidad de viajar al exterior tras el cierre por la pandemia, se ha incrementado el número de casos detectados en las fronteras cubanas de personas, y hasta familias completas, con documentación falsa, que intentan salir del territorio nacional.
La crisis económica que sufre Cuba, como el resto del mundo, debido a la propagación de la COVID-19 y, en el caso nuestro, agravada por las cruentas medidas del bloqueo impuesto por Estados Unidos, ha incidido en la decisión de no pocas personas de elegir vivir en otra nación.
Además, el incumplimiento de los acuerdos migratorios de Estados Unidos con relación al otorgamiento de visas anuales incide, en no pocas ocasiones, en la decisión apresurada de muchas personas de salir del país a cuenta y riesgo.
Lo ¿ingenuo? ha sido que se han implicado en procesos delictivos, una vez que han pagado cuantiosas sumas por obtener visas, boletos de viaje, pasaportes, contratos de trabajo y cuños de movimientos migratorios de entrada y salida. ¿Subestiman la capacidad de los profesionales cubanos para detectar estas irregularidades? ¿Consideran que, pese a todo, el fin justifica los medios?
¿Vale la Pena?
Al respecto, el teniente coronel Ángel Hernández Báez, jefe del Área de Inspección Operativa de la Dirección de Emigración y Extranjería del Ministerio del Interior, insiste en que muchas de esas personas venden incluso todas sus propiedades y al ser descubierta la acción delictiva, quedan sin nada.
«México es el destino más frecuente de quienes recurren a obtener documentación falsa para viajar, con el objetivo final de arribar a Estados Unidos. ¿Cómo puede poseer residencia permanente en ese país quien nunca ha viajado a él? ¿O visa por prolongados períodos, o residencia temporal o de visitante por razones humanitarias? Ya ese es el primer detalle que llama la atención, lógicamente.
«Cada uno de esos documentos, como todos los que se emiten con fines migratorios, posee protocolos y normas de seguridad elementales, así como marcos legales específicos, y eso es perfectamente detectable si no se presenta con el rigor requerido o está ausente.
«Hemos detectado casos también de cubanos con pasaporte español falso. Sabemos que ese documento permite el libre visado a México, pero incluso, se exige un viaje previo a Europa, y ya ahí aparecen frecuentes irregularidades. «Otra de las falsificaciones se relacionan con cuños que avalan una supuesta leyenda de viajes, para demostrar que la persona ha entrado y salido del territorio mexicano con frecuencia.
«Nuestro personal conoce de sobra cada una de las tipologías de esos cuños y ha sido fácil detectar la infracción. La capacitación es sistemática en nuestro territorio y a través del intercambio constante con homólogos de otros países».
Hernández Báez agrega que se ha registrado un incremento en el número de personas que acuden a las terminales aeroportuarias con boletos aéreos falsos, sobre todo, a partir del establecimiento del libre visado a Nicaragua, debido al surgimiento de nuevas «agencias» facilitadoras de ellas, clandestinas y con fines lucrativos.
«Se provoca con esto una situación caótica en las terminales, porque las personas, que pagaron altas cifras por sus boletos, se niegan a comprender que en la base de datos existente de cada aerolínea no aparezcan sus datos, o que les hayan vendido itinerarios de viaje inexistentes en la realidad. Son estafadas, y en muchos casos también confiesan haber vendido todas sus propiedades para garantizar el dinero que les permita cubrir sus gastos de viaje».
Otro de los hechos frecuentes en los últimos tiempos se vincula con personas que anteriormente habían viajado a Haití, y que ahora compran visas renovadas totalmente falsas por un valor que oscila entre los 600 y los 1 500 dólares.
Según refieren algunas de las personas entrevistadas se registraron casos de cubanos que, una vez en territorio ruso, pagaron entre 4 000 y 5 000 dólares por una documentación falsa que les permitía viajar hasta México, vía Turquía, por lo que fueron deportados después. Precisan las autoridades migratorias que no solo los cubanos incurren en este tipo de hechos. En nuestras fronteras se han detectado extranjeros que, con documentos falsos, se dirigen a México, fundamentalmente, con el objetivo de emigrar a Estados Unidos.
En algunos casos, hasta han intentado salir del país mediante vías ilegales, pensando que la facilidad que el país norteño otorga a los inmigrantes cubanos también se las ofrece a quienes arriban procedentes de Cuba. Es parte de todo ese juego de propaganda política que se dirige desde esa nación.
Enfatizan que en todos los casos, es el familiar residente en Estados Unidos quien incita y se convierte en gestor o tramitador de esa documentación falsificada, que se confecciona en ese país, y que es traída hasta acá. Una vez en Cuba, existen personas incluidas en esa red que se encargan de distribuirla y cobrar.
Estafados o conscientes del hecho delictivo, lo cierto es que quienes intentan emigrar de esta manera, ponen en riesgo su condición y la de quienes viajan con ellos, en muchos casos menores de edad. No solo por incurrir en el delito relacionado con el uso de la documentación falsa, sino también por el hecho de que, aun suponiendo que no fueran detectados, se exponen a circunstancias peligrosas en el cruce de fronteras con el objetivo de llegar a la meta final.
Y Después…
Luego de la detección del hecho delictivo y su comprobación en tiempo real en las propias terminales aeroportuarias, se realiza el dictamen de presencia del fraude documental. El teniente coronel Carlos Remis Chong, jefe de Departamento en la Dirección General de Investigación Criminalística del Ministerio del Interior, explica que, en primera instancia, las personas aluden a su desconocimiento de la ilegalidad, pero ello es perfectamente rebatible cuando revelan, y es comprobado, que recibieron la documentación en un parque, en una esquina en horas de la noche o en una casa, lo cual demuestra el carácter no oficial del trámite.
«Nuestro Código Penal vigente, en su artículo 250, norma claramente lo referido a la falsificación de documentos. Se sanciona con privación de libertad de tres a ocho años a quien confeccione, en todo o en parte, un documento público falso o altere uno legítimo. «También se sanciona con igual período a quien contribuya a consignar datos, declaraciones o hechos inexactos relativos al acto de que el documento es objeto o si suprime, oculta o destruye un documento de este tipo.
«Aquel que no confeccionó, pero sí usó un documento falsificado, con conocimiento de su falsedad, es sancionado con privación de libertad de dos a cinco años». Remis Chong advierte que está sujeto a la decisión de los tribunales cualquier persona que incurra en estos hechos delictivos, a partir de la cual se ha logrado eliminar redes de este tipo.
Lo más importante, subraya Remis Chong, es que se comprenda que la intención primera es proteger a nuestros ciudadanos. Una cosa es anhelar emigrar y muy distinto es arriesgar la vida en el intento o afrontar las consecuencias por cuestiones judiciales con tal de lograrlo.