La conservación de las poblaciones de tiburones en Cuba, y su hábitat, es motivo de admiración del mundo científico internacional. En los Jardines de la Reina son visitados por expertos y amantes de la naturaleza. Autor: Noel López Publicado: 11/11/2017 | 10:54 pm
«Ahora, las vibraciones eran más fuertes, y el pez reconoció en ellas a una presa. Los movimientos de su cola se aceleraron, empujando su gigantesco cuerpo hacia delante».
La glosa del primer párrafo pertenece al Doctor Julio A. Basire, quien se apropia de la descripción que hace Peter Benchley en su libro de ficción Tiburón, sobre el ataque de un «gran blanco» a una bañista en un pequeño poblado costero de Estados Unidos.
El título de la obra de Basire: ¡Peligro, hay tiburones! o ¡tiburones en peligro!, publicado años atrás en la revista Mar y Pesca, es una de las síntesis más acertadas de la interacción histórica entre los seres humanos y los tiburones. Y usa el libro, base del guion de la película homónima de Steven Spielberg, porque —según escribía y también me relataba en un encuentro que tuvimos hace ya un tiempo— conoció a Benchley cuando visitó Cuba, «un hombre —decía— que dedicó la última etapa de su vida a realizar campañas para proteger a los tiburones, muy amenazados por la depredación humana».
Quien ha fungido, entre otras responsabilidades, como director científico del Acuario Nacional de Cuba, es uno de los tantos hombres y mujeres de ciencia de nuestro país que se han dedicado a estudiar y salvaguardar a estos colosos marinos, como el Doctor Darío Guitart, un sabio a quien visité varias veces en los años 80, en su oficina de director del Acuario Nacional, para conversar sobre los escualos y toda la curiosidad que despertaba en mí el mar como estudiante de Periodismo.
El cúmulo de saberes y la voluntad gubernamental e institucional por preservar nuestra biodiversidad marina, nos ha dotado de sólidos programas de protección, como es el Plan de Acción Nacional de Conservación y Manejo de Condrictios (tiburones, rayas y quimeras) de la República de Cuba.
El conocido como PAN-Tiburones, rectorado por el Ministerio de la Industria Alimentaria, fue elaborado según los principios del Plan de Acción Internacional para la Conservación y Manejo de Tiburones (PAI-Tiburones), en conformidad con las orientaciones técnicas para la pesca responsable de la FAO.
Es un plan que orienta una serie de acciones para salvaguardar esta fuente de alimento, el empleo en las comunidades costeras que dependen de esta pesquería, y el estado de salud de las poblaciones de elasmobranquios en aguas cubanas.
Cuba, tesoro subacuático
Cuba es una joya subacuática. Podría brillar más, eso nadie lo puede discutir. Lamentablemente, a veces somos muy depredadores, y también carecemos de los recursos suficientes para hacer más por el hábitat marino. Sin embargo, la custodia y preservación de ese patrimonio no pasa desapercibida para el mundo, como recientemente expusieron siete de los 20 miembros del grupo internacional Sabios del Mar, integrado por legendarias lumbreras dedicadas al estudio de estos ecosistemas.
«Podemos comenzar a crear más lugares como Cuba, tenemos la oportunidad, tenemos el modelo. Ustedes tienen aquí especies que nuestros niños no sabrían que también existieron en Florida y México», comentaba a Cubadebate la eminente oceanógrafa norteamericana Sylvia Earle.
La custodia y preservación del patrimonio marino cubano no pueden pasar inadvertidos. Foto: Tomada de Cubasí
«Tienen un maravilloso tesoro que llena de esperanzas a científicas como yo», agregaba. «En lugares como este —añadía— los investigadores pueden pensar de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos».
La presencia en la Isla de poblaciones de tiburones es una evidencia de la calidad de estos ecosistemas. Tierra, agua y aire son uno, lo que pasa en este o aquel, afecta al otro, o lo beneficia.
Según se señala en el PAN-Tiburones de Cuba, estos y las rayas son de vital importancia en el mantenimiento de la salud de los ecosistemas que habitan, al situarse, como depredadores, en la cúspide de la cadena alimentaria.
Los efectos ecológicos de la eliminación de los tiburones —agrega el documento— pueden ser difíciles de investigar y cuantificar; sin embargo, el conocimiento reciente sugiere que su pesca intensiva puede provocar alteraciones de las relaciones tróficas, con efectos que pueden ser verticales y bidireccionales, alterando el balance ecosistémico.
Triste noticia
Días atrás un joven holguinero falleció como consecuencia de un ataque de tiburón en la playa de Guardalavaca. Cuando fue llevado hacia instalaciones locales de servicios médicos, presentaba «una amplia y profunda mordida de animal marino en su muslo izquierdo que debió afectarle la arteria femoral», informó el médico a cargo.
Quienes ya somos mayores, nunca quisiéramos ver que alguno de los más jóvenes de la familia muriera ni de esa ni de cualquier otra manera. Es una de las situaciones más dolorosas e insuperables. Mi más profundo pésame para su familia.
Fue un hecho inusual. Según las estadísticas del Archivo internacional de ataques de tiburón (ISAF, por sus siglas en inglés), que busca y recopila información reportada sobre estos sucesos, y tiene como base inicial el año 1580, en Cuba hasta 2016 solo se habían cuantificado 11 ataques de tiburones que no fueron provocados, entendidos estos como incidentes donde un escualo agrede a una persona viva en el hábitat natural del pez, sin que el mismo fuera inducido a una respuesta.
Otras estadísticas, referidas por buscadores del tema, aluden, sin embargo, a que entre 1749 y 2014 hay reportados 44 ataques de tiburones a humanos en Cuba (39 de ellos no provocados y cinco provocados), con 22 muertes confirmadas.
El ISAF está adscripto al Museo de Historia Natural de Florida, de la Universidad de Florida. Sus estadísticas se basan en reportes y notificaciones presentes e históricas, por lo que no son absolutas y deben ser manejadas con cuidado.
En muchos de sus informes, ellos mismos recomiendan utilizar sus datos «con precaución, recordando que la cobertura científica y mediática del ataque de tiburones durante la primera parte de este siglo fue mucho menos inclusiva que la de hoy».
Según reseña el ISAF en www.floridamuseum.ufl.edu, el Archivo es una compilación de todos los ataques de tiburón documentados, es administrado por el American Elasmobranch Society (Sociedad Americana para los Elasmobranquios) y el Museo de Ciencia Natural. «El American Elasmobranch Society es una organización profesional compuesta de trabajadores internacionales que estudian tiburones y rayas. Más de 3 200 investigaciones se encuentran en el archivo, cubriendo el período desde los años 1500 hasta el presente», agrega.
Señala además que está restringido el acceso a sus archivos, al contener «material confidencial como reportes médicos, autopsias, entrevistas y fotografías que pueden categorizarse como sensacionalistas si llegan a caer en manos equivocadas».
A propósito del párrafo anterior —y lo utilicé deliberadamente—, subrayo mi más enérgico rechazo a quienes han utilizado imágenes del accidente del joven cubano para solazarse en las redes sociales. Es algo cruel e irrespetuoso, con todos pero sobre todo con sus familiares.
Turismo y tiburones. Un estudio de caso
A pesar del crecimiento en los incidentes no provocados con tiburones, el incremento en el arribo de turistas al territorio estadounidense de Florida no se ha detenido en las últimas décadas (la caída de 2001 fue un efecto del ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York).
En 2015 hubo en el llamado Estado del Sol, 30 accidentes con escualos, y en 2016, 32; por lo que Florida sigue siendo el escenario número uno de EE. UU. y del mundo en estos hechos.
Entre enero y marzo de 2017, sin embargo, el territorio registró por primera vez en la historia 31,1 millones de visitantes —27,1 millones estadounidenses y 2,7 millones de extranjeros, la mayoría de ellos canadienses.
En el primer trimestre de 2016, fueron 29,8 millones los turistas en la península, y durante el pasado año la visitaron en total 113 millones de personas, lo que significó un sexto récord anual consecutivo en el incremento de visitantes, según informó a inicios de este año la oficina Visit Florida, la agencia de promoción turística estatal.
El arribo de turistas nacionales y extranjeros al resto de las zonas del mundo con más ataques de tiburones también mostró en los últimos años, como tendencia, un incremento. Más allá de algún breve episodio de pánico, la posible presencia de escualos o la referencia de algún incidente, no inhibe a los bañistas acudir a las playas, sobre todo a las buenas.
Cómo reducir un encuentro con tiburones
El riesgo de un ser humano de interactuar con tiburones o ser objeto de su ataque es muy pequeño, no obstante, debemos minimizarlos aún más. Para ello:
- Permanezca siempre en grupos. Los tiburones son más propensos a atacar a un individuo solitario.
- No vague demasiado lejos de la costa, eso lo puede aislar y alejarlo de la asistencia de socorro.
- Evite estar en el agua durante la oscuridad o las horas crepusculares, cuando los tiburones son más activos y tienen una ventaja sensorial competitiva.
- No entre en el agua si sangra de una herida, la capacidad olfativa de un tiburón es aguda.
- El uso de joyas brillantes debe evitarse; la luz reflejada se asemeja al brillo de las escamas de pescado.
- Evitar las aguas con efluentes o aguas residuales, y aquellas utilizadas por los pescadores deportivos o comerciales, especialmente si hay signos de pescado de cebo o actividad de alimentación. Las aves marinas de buceo son buenos indicadores para descubrir y evitar estos lugares.
- Tenga mucho cuidado cuando las aguas estén turbias. Evite el bronceado desigual y la ropa de colores brillantes. Los tiburones ven muy bien el contraste.
- Abstenerse de salpicaduras excesivas y no permitir que las mascotas entren en el agua debido a sus movimientos erráticos.
- Tenga cuidado al ocupar el área entre los bancos de arena o cerca de pendientes empinadas, son lugares favoritos para los escualos.
- No entre en el agua si hay tiburones presentes.
- No hostigue a un tiburón.
Tomado del Archivo internacional de ataques de tiburón (ISAF), en www.floridamuseum.ufl.edu.
De sangre y olores
«Cualquier líquido corporal probablemente es atractivo para los tiburones. La sangre, en cualquier forma, puede estar en la parte superior de la lista. La capacidad de los tiburones para detectar incluso cantidades minúsculas de sangre y olores de otros materiales orgánicos es increíble».
Con esta introducción, el Doctor George H. Burgess, director del ISAF, comienza su reseña sobre este tema. «La sangre menstrual —dice— casi seguramente puede ser detectada, y estoy seguro de que la orina también.
«¿Tenemos evidencia positiva de que es un factor en el ataque de tiburones? No, y hasta que algunas mujeres en situación de menstruación y no menstruación se ofrezcan voluntariamente para tomar parte en una prueba controlada, nunca lo probaremos. En mi opinión, es probable que sea atractivo para los tiburones en ciertas situaciones.
«¿Significa eso que una mujer que está menstruando está en mayor riesgo? No, pero si uno está tratando de maximizar la reducción de estos, debe tomarse en cuenta».
Según los datos históricos —agrega el Doctor Burgess—, más del 90 por ciento de los ataques de tiburones han sido contra los hombres, pero esto «refleja un patrón histórico de más machos que participan en actividades marinas acuáticas, especialmente aquellas que ponen a los seres humanos en mayor riesgo». En los últimos años «más mujeres son atacadas, porque hay más de ellas que se dedican a actividades más arriesgadas, antes solo bien vistas a realizar por los hombres».
«¿Mi consejo? No te preocupes por eso. Muchas mujeres bucean con seguridad mientras menstrúan. Aunque no tenemos datos científicos sólidos sobre el tema, hasta ahora no hemos visto ningún patrón evidente de aumento de los ataques a ellas».
Fuente: Archivo Internacional de Ataques de Tiburón (ISAF, por sus siglas en inglés). En www.floridamuseum.ufl.edu.
Nota:
*Además de las cuatro localidades de la tabla, las otras áreas con mayores reportes de ataques de tiburón en el mundo son, por orden: Carolina del Sur, California, Carolina del Norte, Islas Reunión, Brasil y Bahamas, en esta última solo se reportaron en el período cuatro ataques. En todas, el turismo reporta crecimientos sostenidos.
Ataques de tiburón reportados en el mundo. 2007-2016
Nota:
*Del año 1580 a 2016 se tienen reportes de 2 944 ataques no provocados de tiburones en el mundo. En el ISAF pueden encontrarse los reportes por países. Los territorios con mayores hechos son Estados Unidos (con 1 352 ataques), Australia (607), Sudáfrica (250), Brasil (103) y Nueva Zelandia (50). Con 11 incidentes, hasta el pasado año, Cuba ocupaba el lugar del 19 al 24, junto a Filipinas, Puerto Rico, Mozambique, Ecuador e Islas Salomón.