Cangrejo rojo. Autor: Hugo García Publicado: 21/09/2017 | 06:56 pm
Matanzas.— Ellos estaban ahí primero que los humanos. En cientos de años no ha cambiado el ciclo vital migratorio de los cangrejos para reproducirse, pese a las impedimentas que les ha puesto el ser humano con la construcción de una carretera casi paralela a la costa, precisamente entre Playa Larga y Playa Girón.
Abril es el mes de inicio de ese fantástico proceso natural que dura hasta julio. Desde que llueve por primera vez o retumban los truenos por esta fecha, es como si se diera en la zona una señal de arrancada por la supervivencia.
Muchas personas lamentan la tragedia de los cangrejos en la Ciénaga de Zapata, algo a todas vistas inevitable. El asfalto se disfraza de color rojizo por los restos de esqueletos de los crustáceos, y la fetidez se apodera de varios tramos del vial, donde pueden encontrarse también numerosos vehículos con sus neumáticos ponchados.
Los especialistas calculan que alrededor de 3 500 000 ejemplares mueren en la carretera aplastados por los carros, pero aun así la especie sobrevive a ese impacto negativo.
«Este es un caso de fragmentación del hábitat por parte del ser humano, que ha causado una migración traumática como consecuencia de haber construido la carretera sin criterios medioambientales», explicó a este diario el máster en ciencias en Gestión Ambiental, Reynaldo Santana Aguilar.
«Aunque el cangrejo rojo (Gecarcinus ruricola) no es comestible, sí desempeña un importante rol en el ecosistema, ya que depositan millones de huevecillos durante el desove, lo que contribuye a la cadena trófica de los peces y otras especies de la región», sostuvo el también especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en la Ciénaga de Zapata.
Desde 2008, el Citma en la Ciénaga se insertó en un proyecto con financiamiento internacional para evitar este problema, mediante la construcción de dos túneles por debajo de la carretera.
Pero Santana asegura que estos túneles, cerca de la Cueva de los Peces y Punta Perdiz, no han tenido toda la efectividad esperada, aunque gracias a esos pasos soterrados se salvan miles de cangrejos cada año.
El especialista agrega que los cangrejos prefieren el amanecer y la caída de la tarde para cruzar, pues la carretera durante el día está muy caliente.
Esta especie y el Gecarcinus lateralis (de color amarillo intenso) realizan varios cruces de la carretera: primero la hembra lo hace para mojarse el vientre en la costa, se fecunda, regresa al monte y luego vuelve para depositar los huevecillos; es decir, cruzan la carretera cuatro veces; mientras los recién nacidos igualmente lo hacen para el monte.
Según los estudios, existen 13 pasos naturales para estas grandes migraciones en la carretera de Playa Girón a Playa Larga, aunque se ha comprobado que en menor escala también lo hacen por muchos otros lugares.
Los ejemplares jóvenes que no fueron consumidos por los peces u otros depredadores en su etapa larval y juvenil salen de la costa, cruzan nuevamente la vía, se internan en el bosque para convertirse en adultos y de esa manera desafiar a la civilización.
Estos cangrejos tienen hábitos nocturnos, viven en terrenos cenagosos y sabanas, sus cuevas son inclinadas oblicuamente e interceptadas por otras en todas direcciones.
Las especies de cangrejo rojo, a pesar de que no se utilizan para el consumo humano, tienen importancia desde el punto de vista ecológico, pues sirven de alimento a especies terrestres y marinas, e incluso forman parte de la dieta especializada de especies como el gavilán cangrejero (Rostramus sociablis), endémico cubano.
Invariablemente, el espectáculo atrapa a foráneos y nacionales, unos impactados y otros insensibles.
Lo cierto es que seguramente el año que viene volveremos a presenciar la migración de millones de cangrejos que con alto riesgo intentarán la supervivencia de su especie, en un verdadero duelo por la vida.